La abstención es una amenaza feroz a enfrentar. La indiferencia le hace el camino fácil al régimen en su deseo de perpetuarse en el poder. La verdadera victoria del régimen no es ganar sino disfrutar y aprovecharse de la desmoralización de la oposición.
Las consecuencias funestas y sórdidas son conocidas, las sufrimos con la decisión general de no participar en las elecciones regionales del 31 de octubre de 2004 y las parlamentarias del 4 de diciembre de 2005 tras la frustración colectiva por la derrota del referéndum revocatorio del 15 de agosto de 2004.
No votar puso a Diosdado en la gobernación de Miranda y ahora podría poner a Jaua, además de Arias en el Zulia y a muchos otros símbolos de la corrupción y la incapacidad en las demás gobernaciones. La desidia le entregó toda la Asamblea Nacional al oficialismo para que aprobara las leyes que hoy nos oprimen mientras dormíamos, el nuevo guayabo postelectoral le puede arrastrar peores consecuencias.
Pensar que no hay nada que hacer es simplemente un craso error. A mayor desentendimiento de la cosa política mayor será la opresión. La inconsciencia abona el terreno al totalitarismo. La abstención es falta de vigilancia ciudadana, es entregarse al dominio absoluto para permitirles que invadan nuestras vidas.
La conmoción producida por la derrota en las elecciones presidenciales del 7 de octubre pasado hay que superarla yendo a votar por nuestros candidatos a gobernadores el próximo 16 de diciembre.
Hay que derrotar el ventajismo y el abuso que le dio la victoria a Chávez a través del órgano comicial, el voto es nuestra única (ú-ni-ca) arma para lograrlo. Por eso los invito a sumarnos a la consigna que alguien, con mucho tino y humor negro, puso a rodar: ¡CONTRA EL CNE: VOTA!
Por José Luis Farías / @fariasjoseluis