En las fotos salen adorables. Tranquilos, quietos, con cara de buenos; pero en la vida real poco existe de esa “mansedad” aparente. Un gato juega, todos los gatos juegan; con lo que tengan a mano. Poco les importa si es ropa del dueño o un ovillo de lana, un chiche de plástico o un adorno. Cuando no estás, aprovechan para «confundirse».
Para evitar esto, y la mala sangre que genera la vuelta a casa, a alguien se le ocurrió hacer una serie de muebles que convierten tu living en un parque de diversiones donde tu mascota se va a entretener solito subiendo y bajando, yendo de acá para allá.
[Fuente: derf.com.ar]