Casi 48 horas después de que el peligroso narcotraficante Joaquín «El Chapo» Guzmán escapara de un penal de máxima seguridad, las fuerzas de seguridad mexicanas continúan con su cacería, mientras países vecinos como Estados Unidos dan ayuda y extreman la vigilancia para lograr capturarlo de nuevo.
Tras activarse la «alerta roja», que implicó el establecimiento de puntos de revisión en las principales vías de acceso al municipio y estados vecinos, la búsqueda se extiende al Estado de México, donde se ubica el penal federal, la Ciudad de México, Morelos, Puebla, Guerrero, Michoacán, Querétaro, Hidalgo y Tlaxcala.
El secretario de Gobernación (ministro de Interior) de México, Miguel Ángel Osorio Chong, encabezó este lunes una reunión con los titulares de la Comisión Nacional de Seguridad, Monte Alejandro Rubido, y del Centro de Investigación y Seguridad Nacional, Eugenio Imaz Gispert, así como una mesa de trabajo con la fiscal general, Arely Gómez.
Osorio Chong regresó el domingo de Francia, donde iba a participar en una visita de Estado encabezada por el presidente Enrique Peña Nieto, quien en un mensaje desde París consideró la fuga «una afrenta al Estado mexicano» y anunció que ha dado instrucciones para dar con el paradero del narcotraficante.
La Casa Blanca subrayó este lunes, tal y como ya hizo el domingo la fiscal general, Loretta Lynch, que ayudará a las autoridades mexicanas a detenerlo, y además, reiteró su interés en juzgar en un futuro en Estados Unidos al narcotraficante, que enfrenta decenas de cargos por narcotráfico, lavado de dinero y otros delitos.
Costa Rica ordenó reforzar las medidas de control en puertos, aeropuertos y puestos fronterizos por la fuga del narcotraficante, como ya habían hecho este domingo Honduras, El Salvador o Guatemala, tras la alerta internacional emitida por la Interpol.
En Honduras, las fuerzas armadas reforzaron su presencia en las fronteras con Guatemala y El Salvador, mientras que la Policía salvadoreña decretó una alerta en las fronteras del país para evitar un posible ingreso del líder del cártel de Sinaloa.
En Guatemala, donde el capo fue capturado por primera vez en 1993, el Ministerio de Gobernación (Interior) ordenó también incrementar la vigilancia fronteriza con México para evitar la entrada al país, instalando 25 puestos de control y repartiendo fotografías para facilitar su identificación.
El hecho de que Peña Nieto no haya modificado su visita, sumado al relativo silencio gubernamental, ha alimentado las críticas a su gestión y dado pie a teorías sobre la huida.
«Esta fuga refleja en parte la poca prioridad que ha dado este Gobierno al tema de la seguridad», dijo en una entrevista con Radio Fórmula el exdirector de Centro de Inteligencia y Seguridad Nacional (Cisen) Guillermo Valdés.
«Falta mucha información, una tarea como la realizada por todos los individuos que sacaron a este señor (Guzmán) de la cárcel va a tener que ser conocida a fondo», apuntó en la misma emisora el secretario de Seguridad Pública en los primeros cuatros años del gobierno de Vicente Fox (2000-2006), Alejandro Gertz Manero.
México vive con indignación la huida de Guzmán, que el sábado se escapó del Centro de Readaptación Social Número 1 Altiplano, en el municipio de Almoloya del central Estado de México, a través de un túnel de 1,5 kilómetros.
Es la segunda vez que el narcotraficante huye de una prisión de alta seguridad, pues en 2001 se fugó de una prisión en el estado occidental de Jalisco a bordo de un camión de limpieza.
El periodista especializado Jesús Lemus Barajas acusó al Gobierno de mentir porque «ningún reo se mueve solo por el penal» y porque está prohibido estar fuera de la celda pasada las seis de la tarde, cuando presuntamente Guzmán escapó en una visita al baño a las 20.52 hora local (01.52 GMT).
Lemus incluso especuló con que «El Chapo» se fugó «por la puerta principal vestido de visita».
El ingeniero civil y especialista en túneles Mauricio Flores explicó a Imagen Radio que para excavar el pasaje por el que Guzmán escapó se necesitaba «muchísima gente» y «material especializado», que hubieran dificultado llevar a cabo la obra sin despertar sospechas.
Por ello, es «casi seguro que salió por la puerta principal», sentenció también él.
A falta de más detalles, continúa el megaoperativo y ya han prestado declaración 49 personas ante el Ministerio Público Federal, entre ellos 31 empleados del penal que se encuentran detenidos y cuyos testimonios pueden aportar la luz de la que por ahora carece el caso.
El suceso puede suponer un duro golpe a la popularidad de Peña Nieto, ya mermada tras el caso Iguala (la desaparición de más de 20 estudiantes), y muchos esperan algún tipo de purga en el Gobierno por la fuga del peligroso delincuente.
Fuente: [EFE]