“Constituyente de sangre”; por @LesterToledo

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El 30 de julio de 2017 en Venezuela será recordado como el día en el cual 16 héroes venezolanos fueron masacrados por la dictadura.

Un dictador que quedó revocado en un proceso electoral hecho a su medida y plagado de trampas, pero ni así su fraude fue creíble. Lo que destacó de aquella jornada fue la violencia y la crueldad desmedida en contra de un pueblo que se negó, con su ausencia, a reconocer a un ilegitimo que hoy ocupa la silla presidencial.

Ni los chavistas le creyeron su cuento ni sus cuentas, ni su propia gente lo apoyó, ocho de cada diez venezolanos decidieron declararse en rebeldía ese fatal día, 40 naciones desconocieron su fraude constituyente.

Nicolás Maduro perdió todo vestigio de legitimidad al ser desconocido y rechazado por una inmensa mayoría de ciudadanos. El 90% del pueblo no lo acompañó en su fraudulenta propuesta.

Fue tal la frustración ante la evidente ausencia de electores en los centros de votación que el ilegitimo ordenó masacrar al pueblo, quiso ocultar la protesta con represión brutal, con hordas paramilitares en la calle, con violencia y con sangre, pero el bravío pueblo venezolano se enfrentó, y el ilegítimo quedó expuesto ante el mundo como el dictador, asesino y represor que es.

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16 asesinados en un solo día, totalizando 125 venezolanos caídos en manos de la dictadura en 124 días de rebelión popular, más de 5 mil arrestados, 527 civiles han sido sometidos a la justicia militar y ya contabilizamos 498 presos políticos. Ese es el saldo rojo del ilegítimo que con esa sentencia de muerte quiere imponer su falsa constituyente.

La imposición de este fraude en medio de un baño de sangre, el descaro de inflar los electores, la represión brutal, la persecución, las amenazas, la violación sistemática de los derechos humanos de todos los venezolanos, la cárcel para nuestros hermanos, los allanamientos ilegales, todos son golpes muy bajos para obligarnos a doblegar nuestra convicción, bajar la cabeza y ponernos de rodilla.

Ese es el objetivo del régimen, pero no es el nuestro. Ese dolor, esa frustración, esa rabia transformémosla en acción, en convicción. Nos duele, nuestras muertes, nuestros presos, nuestros golpeados, sí, pero también sabemos que es la calle la que le duele al dictador. Vamos a golpearlo donde más le duele, mantengamos la presión de calle. No nos cansemos de luchar por esa mejor Venezuela que todos soñamos y por la que tanto hemos luchado, que esas muertes no queden en vano.

Todo guerrero tiene su momento para sacudirse el dolor, curarse las heridas y llorar a los suyos, para luego reorganizarse. La batalla no está perdida, por el contrario, hemos avanzado. En estos momentos la presión internacional es determinante, y lo estamos logrando.

Una verdadera mayoría de venezolanos de carne y hueso y de convicción el pasado 16 de julio sí expresaron su rotundo rechazo a la dictadura y gritaron a Venezuela y al mundo su decisión de restituir la democracia en el país y de condenar la dictadura.

No abandonemos la lucha, por nuestros héroes caídos, por nuestros presos políticos, porque una minoría asesina no puede imponerse a todo un valiente pueblo que reclama cambio, sigamos adelante. Fuera y Fe Venezuela, el fin de esta dictadura está cerca y así lo presiente el ilegítimo.

Por Lester Toledo

@LesterToledo

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