El estrés es una respuesta física y mental ante situaciones que requieren una reacción por nuestra parte para asegurar nuestra supervivencia. Es una reacción sana y útil para defendernos en situación de peligro y también para motivarnos a realizar tareas que nos interesen. No deberíamos pensar que una vida sin estrés sería más feliz, pero tenemos que diferenciar entre el estrés en momentos determinados y el estrés crónico. Así lo reseña MuyInteresante.es, con un post de la psicóloga clínica Esther Miralpeix:
En nuestros días, esta reacción natural de nuestro organismo es más frecuente y tiende a presentarse como algo crónico. El estrés crónico está relacionado con trastornos de ansiedad y puede alterar reacciones fisiológicas en nuestro organismo y también producir alteraciones emocionales graves.
El grado de estrés puede variar mucho de una persona a otra: lo que genera estrés a una persona, a otra ni siquiera le preocupa. El estrés puede aparecer a cualquier edad, pues tanto los adultos como los niños pueden presentarlo, e incluso personas de edad avanzada con una vida aparentemente tranquila también pueden sufrirlo.
Un cierto nivel de estrés en el trabajo no solo es inevitable, sino que también puede ser estimulante si logramos mantenerlo en un nivel adecuado. Para poder afrontar el estrés en el trabajo y mantenerlo en un nivel adecuado hay dos tipos de circunstancias que deben considerarse: las que dependen de la empresa y el ambiente laboral que ahí se genera, y las que dependen de la persona que trabaja en la empresa.
Si desde la empresa los empleados reciben informaciones claras y sinceras acerca de cuáles son sus responsabilidades y de cuál es el futuro de sus carreras, el nivel de motivación de los empleados es más alto y menor su nivel de ansiedad, con lo que se generará menos estrés.
Trucos para controlar el estrés
Desde el punto de vista del empleado, es posible controlar el nivel de estrés:
• Si tenemos un nivel de preparación adecuado para el trabajo que vamos a desarrollar. En caso de que no fuera así, sería importante mejorar nuestra preparación de la manera que consideremos más adecuada, sea a través de cursos o lecturas o bien dejándonos asesorar por otros compañeros de la empresa que sean más experimentados.
• Intentar entender cuál es la dinámica de la empresa. El conocimiento y la información tranquilizan porque ayudan a entender. Es útil escuchar a los compañeros que llevan más años en la empresa.
• Intentar entender y superar nuestras propias reacciones negativas. Sería bueno analizar si nuestros niveles de suspicacia y de desconfianza son justificados o pueden ser revisables.
• Cuando el jefe nos critica de forma injusta, hablar con él de nuestras inquietudes sin enfrentarnos.
• Intentar ver si la crítica del jefe nos aporta una información valiosa para poder desempeñar mejor nuestro trabajo.
• Adoptar una actitud de colaboración con el jefe en lugar de verse como la víctima de una lucha de poder.
Para sobrellevar el estrés es esencial conocer las tensiones específicas del ambiente de trabajo a las que somos especialmente sensibles y las señales de advertencia de nuestro cuerpo y nuestra mente que indican una sobrecarga de estrés. Además, comunicarse con los compañeros y compartir con ellos momentos de descanso dentro del trabajo ayuda a que el nivel de estrés sea adecuado.
Fuera del ambiente laboral, debemos cuidarnos físicamente practicando algún tipo de deporte, que ayuda a mantener un buen estado de ánimo. También es aconsejable aprender alguna técnica de relajación y aprender a respirar correctamente, ya que ayuda a aliviar las situaciones de estrés. Por último, si sentimos que el nivel de estrés nos sobrepasa y no nos sentimos con fuerzas para enfrentar la situación, puede ser útil consultar a un profesional que tenga objetividad.