Los taxistas están al límite. Hartos de la irrupción de la aplicación Uber en España y de sus ilícitos métodos para «robar» clientes, miles de trabajadores se han manifestado en más de una ocasión contra el intrusismo en el sector y la «manga ancha» del Gobierno con empresas que vulneran la legalidad vigente. En Madrid ya son muchos quienes, cansados de esperar una respuesta más contundente por parte del Ejecutivo han decidido, rendidos, abandonar un sector gravemente herido por la crisis y al que las nuevas tecnologías están ganando la batalla.
La alternativa para muchos está siendo Cabify, una «startup» española que permite al usuario solicitar un vehículo a través del «smartphone» y recibir un servicio similar al que presta el taxi, aunque si cabe más personalizado. La herramienta, eso sí, opera en el marco de la legalidad y con las oportunas licencias VTC, imprescindibles para circular en nuestro país. Su más novedoso servicio, Cabify Lite, permite, como asegura la compañía, el traslado de viajeros «a precios más competitivos que los del taxi» y ha logrado sorprender a la empresa debido al ingente número de solicitudes recibidas tras su puesta en marcha, no solo por parte de pasajeros que quieren hacer uso del sistema, sino de taxistas que han decidido cambiar de trabajo y convertirse en chóferes.
Como explica a ABC David Núñez, director de Marketing de Cabify, «nuestras tarifas llegan a ser, de media, un 20% más baratas que las del taxi, un sector en el que difícilmente podrán bajar los precios debido a las costosas licencias y la regulación actual». En palabras del responsable de la empresa, «jamás imaginamos que tantos taxistas nos llamarían durante la primera semana de funcionamiento de Cabify Lite para comenzar a trabajar con nosotros».
En concreto, y según datos de la compañía, más de 150 taxistas han pedido ya información sobre el sistema de trabajo de la «startup» española. ¿El motivo? En palabras de Núñez, «el sector del taxi lo está pasando muy mal y ya no le salen los números. Los trabajadores tienen que amortizar las licencias, pues la situación es muy distinta a la de hace unos años. Además, muchos taxistas se han dado cuenta de queel futuro está en las nuevas tecnologías y en dar un servicio nuevo y diferenciado».
«El taxi no me permitía evolucionar»
El taxi, dice el responsable de Cabify, solo proporciona «inseguridad» a sus trabajadores: «Muchos de los taxistas que nos han llamado quieren cambiar de trabajo porque buscan estabilidad, seguridad y un futuro mejor». Es el caso, entre otros, de J.A.J., extaxista de 33 años que ya trabaja como chófer en Cabify. Tras cinco años en el sector, este joven decidió hace poco vender su licencia y pasar a un entorno laboral que le permitiera «crecer profesionalmente». «Si hubiera seguido trabajando como taxista, nunca hubiera podido evolucionar, pues me hubiera sido imposible comprar una segunda licencia y tener otro vehículo. La ventaja de pasarme a este nuevo ámbito es que mi inversión monetaria es mucho menor por lo que, si hago las cosas bien, en unos años podré crecer y desarrollarme, ya que no aspiro a ser solo conductor».
A pesar de todo, J.A.J. se empeña en aclarar que el hecho de haber dejado el sector no significa que tenga nada contra el taxi, aunque sí admite que su antigua profesión ha sido una de las grandes perjudicadas por la crisis y que entre muchos trabajadores reina el «desánimo». «Sinceramente, aspiro a comprar otra licencia VTC con el tiempo y, de algún modo, ‘ascender’. El taxi es muy diferente a esto. Aquí los clientes pueden puntuarme como chófer y eso me hace esforzarme más y más por dar un mejor servicio a la gente, algo que no ocurría aquí, donde nadie te puntúa y da igual que te des una atención mejor o peor».
«El taxi ha cambiado. No merece la pena»
A.R., de 39 años, se encuentra en estos momentos cursando la formación para convertirse en chófer de Cabify. A diferencia de J.A.J., carecía de licencia y trabajaba por cuenta ajena, aunque aspiraba a tener su propio taxi algún día. «Esa era mi idea, adquirir la licencia y trabajar por cuenta propia, pero tras 12 años he decidido que tal esfuerzo no merece la pena. Este sector ha cambiado mucho desde hace una década, sobre todo a causa de la situación económica. Antes había muy pocos conductores asalariados, cubríamos el turno de noche y había trabajo para todos… Sin embargo, la crisis y los despidos terminaron por convertir al taxi en una salida para mucha gente que estaba en paro, con lo que los coches en circulación aumentaron y, en consecuencia, bajó la recaudación».
En palabras de A.R., la consecuencia directa de la crisis ha sido, sin lugar a dudas, un notable descenso en el nivel de profesionalidad del sector. «No quiero decir que no haya grandes profesionales, que hay muchos, pero también es verdad que hay mucha gente ‘de paso’ que no está mirando por el futuro del taxi, sino solo su presente. Además, muchos responsables se han acomodado y no han querido hacer avanzar a un sector con muchas posibilidades, algo que terminará por estropear el trabajo».
Perder la casa por la licencia de taxi
El taxista aprovecha la entrevista para opinar sobre Uber y el daño que, a su parecer, está haciendo al gremio del taxi: «Uber es una aberración, el transporte tiene que ser seguro y gozar de los permisos oportunos. Una empresa que vulnera la legalidad debería estar totalmente prohibida en España». Otra cosa es, aclara, Cabify, una compañía que a su modo de ver puede convivir a la perfección con el sector: «Es un servicio distinto, más exclusivo aunque, si te digo la verdad, creo queel taxi no debe preocuparse por nosotros, sino por ellos mismos. ¿Por qué hay que hacer una inversión tan grande para adquirir una licencia? Tengo compañeros que han perdido sus casas, las de sus familias… Esta es, de hecho, una de mis razones para dejarlo: el escaso riesgo que corro con todo esto».
Aunque el crecimiento de Cabify en nuestro país está siendo, literalmente, imparable, llegará un momento en que la compañía frenará en seco su evolución. Como aclara a ABC David Núñez, «aunque estamos creciendo muy rápido, algún día alcanzaremos el tope de licencias VTC en España, que está muy limitado. El Gobierno no puede seguir protegiendo al taxi como lo hace y al final no tendrá más remedio que el de seguir la tendencia de Europa y confiar en el ‘consumo colaborativo’, pues la economía ha cambiado y, por ello, las normas también deben hacerlo».
Fuente [Abc.es]