¡Seguro usted no lo sabía! La música de nuestro Himno Nacional fue inspirada por la canción de cuna de la “Negra Hipólita”.
La Negra Hipólita, o Hipólita Bolívar, nació en San Mateo, estado Aragua- Venezuela en 1763, no habiendo registros de la fecha exacta correspondiente al día y mes de su nacimiento.
Murió en Caracas el 25 de junio de 1835. Era esclava de la familia Bolívar Palacios. Cuando nació Simón Bolívar en 1783, su madre se vio en la necesidad, por quebrantos de salud, de buscarle una nodriza.
Recurrió a Hipólita, esclava de la hacienda «El Ingenio», en San Mateo, propiedad de la familia. Este hecho fue recordado por el propio Bolívar en diversas oportunidades, mostrando en cartas (1825) y gestos (1827) el cariño que siempre sintió por Hipólita, a quien llegó a considerar «su madre y su padre».
Hipólita se casó con Mateo Bolívar, también siervo de la familia Bolívar, pero de la hacienda «Santo Domingo de Macaire», en Caucagua, estado Miranda. La canción de cuna “Duérmete mi niño, que tengo que hacer, lavar los pañales, darte de comer” con quien todos hemos crecido y hemos cantado para acurrucar al dormir a nuestros hijos, nietos, sobrinos y afines, hasta ser mundialmente conocida por siglos, y popularmente distinguida gracias a que la Negra Hipólita la inmortalizó cuándo se la cantaba de su propia inspiración al Libertador para dormirlo y pacificarlo en la cuna.
Años después la tan melodiosa canción de cuna inspiró la creación de la partitura para la Música del Himno Nacional Venezolano, a Juan José Landaeta, en 1810, 25 años antes de la muerte de la Negra Hipólita. -quien murió posterior a su hijo adoptivo El Libertador”- se dice que Bolívar influyó en la decisión de Juan José Landaeta, de tomar e incluir la rítmica de su canción de cuna, con la que durmió inclusive ya estando adulto, se dice que le pidió a su amigo del alma Diego Ibarra, en su lecho de muerte que se la cantara por última vez.
Bolívar, decidido juró homenajear a su Madre adoptiva con tan merecedora gentileza para con la joya musical patria. Esa es la razón de tan clásica melodía que hoy nos consagra, nos sacude, nos enarbola el orgullo de ser venezolano y nos deleita el oído con el fervor patrio de nuestro LIBERTADOR.