El tifón llegó a primeras horas de la mañana a la isla principal del archipiélago nipón Honshu, ubicado a unos 200 kilómetros al sudoeste de Tokio, según la Agencia Nacional de Meteorología.
Al mediodía alcanzó la capital japonesa, a una velocidad de 65 km/h. El paso del tifón por Tokio, muy rápido, estuvo precedido de fuertes lluvias, aunque el panorama volvió pronto a la normalidad, con un sol que volvía a brillar.
Vientos de hasta 198 km/h obligaron a posponer al menos 608 vuelos, al día siguiente de que se produjera la anulación de otros 216. El domingo, además, fueron suspendidas las labores de búsqueda en la cima del Monte Ontake (centro de Japón), una semana después de la súbita erupción volcánica que dejó al menos 51 muertos.
El tifón también perturbó el domingo el Gran Premio de Japón de Fórmula 1 en Suzuka.
Antes de que el ojo de este ciclón tropical llegara al centro de Japón, buena parte del archipiélago registró trombas de agua durante el fin de semana, lo que hizo temer una nueva catástrofe después de un verano muy lluvioso.
La Agencia Meteorológica emitió alertas especiales ante el riesgo de corrimientos de tierras, inundaciones, fuerte oleaje y aguaceros, principalmente en el centro y oeste de Japón. Por carretera y ferrocarril, el tránsito estaba muy complicado, y varias escuelas debieron cerrar.
Las autoridades recomendaron la evacuación de cientos de miles de habitantes, aunque fueron pocos los que hicieron caso.
En la prefectura de Shizuoka, 1,7 millones de personas viven dentro del área donde golpea el tifón y otras 50.000 personas recibieron la orden de abandonar sus viviendas.
La producción automotriz también resultó afectada: este lunes por la mañana el gigante Toyota interrumpió las operaciones matinales de sus 12 fábricas debido al impacto del tifón en la entrega de partes, aunque las reanudará durante la tarde.
Lo mismo le sucedió a su competidor Nissan, una de cuyas instalaciones fue afectada, mientras que los empleados de la sede de Yokohama, en un suburbio de Tokio, recibieron la orden de permanecer en sus hogares.
Más de 150 muertos en tres meses
Tres militares estadounidenses fueron arrastrados probablemente por el mar embravecido durante la tarde del domingo en la isla de Okinawa, ubicada en el sur del país. «Estaban sacando fotos de las olas gigantescas golpeadas por el viento», explicó un vocero policial.
El cadáver de uno de ellos fue recuperado, pero los otros dos seguían desaparecidos, añadió, sin poder decir si se encontraban en misión en la isla, donde viven muchos de los 47.000 soldados estadounidenses que se encuentran en Japón.
Tampoco había noticias de un surfista de 21 años que se encontraba a la altura de Fujisawa, al sudoeste de Tokio.Al menos 20 personas sufrieron heridas en todo el país, según la cadena pública NHK.
El tifón debía dirigirse luego a Fukushima (noreste), donde la operadora de la central nuclear accidentada estaba enalerta máxima. Se esperaban importantes precipitaciones (50 mm/hora), advirtió la agencia meteorológica.
Tokyo Electric Power (Tepco) suspendió todas las operaciones y hacía comprobaciones en la central, que rebosa de agua contaminada.
Durante los últimos tres meses, más de 150 japoneses han muerto en desastres naturales en un país particularmente vulnerable: ciclones tropicales en el sudoeste (Halong y Neoguri); trágicos corrimientos de tierras en Hiroshima en agosto (72 muertos); y erupción del Monte Ontake (51 muertos).
Fuente [Infobae.com]