Con equilibrio: «Sin ambiente navideño», por @Simone_Augello

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Simone Augello @Simone_AugelloEn la Venezuela donde crecimos ya en estas fechas se empezaba a sentir el ambiente navideño; los venezolanos empezaban a prepararse para las fiestas, no obstante en los últimos tiempos la época decembrina se ha transformado en un duro dolor de cabeza.

El altísimo costo de la vida imposibilita a propios y extraños las compras para realizar las hallacas, los precios imposibilitan hacer los tradicionales estrenos de Navidad y Año Nuevo.

El problema de la escasez evita que los venezolanos puedan en verdad disfrutar de estos tiempos, así como se hacían en otros momentos del pasado.

La inseguridad de hoy en día también es otro de los impedimentos para que nuestra gente puede disfrutar de días decembrinos.

¡Ya aquello pasó! Hoy observamos como el ciudadano, no importa si es oficialista u opositor, se encuentra cabizbajo, porque no le alcanzan los aguinalditos para hacer las compras que necesita para tener una “Navidad Feliz”.

Siempre podrá venir alguien a decir que esa costumbre era “capitalista”, lo cual es una exageración doctrinaria; algunos podrán afirmar que lo mejor de la Navidad es estar en familia, lo cual lo comparto plenamente, aunque este argumento aunque valedero no puede ser el impedimento o pretexto para imposibilitar al ciudadano a disfrutar del dinero que se ganó con el sudor de su frente durante todo un año.

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Las Navidades se han convertido en un problema para el venezolano de hoy, porque tiene que sufrir en la búsqueda de los ingredientes para la cena de Noche Buena y Fin de Año, tiene que zanquear por todas partes los regalos a sus niños, o no sólo buscarlo sino conseguirlos lo más económicos posibles.

¿Cuántas familias hacen hoy sacrificios? Son miles los hogares que cada vez es menos feliz la Navidad por la precaria situación económica que estamos viviendo en el país.

Recuerdo aquellos tiempos, no tan atrás, cuando los venezolanos durante la segunda quincena de noviembre y los primeros días de diciembre salían con algarabía a demostrar la satisfacción que sentían, individual y colectivamente, ante la celebración de estos días.

Respiramos hoy un ambiente seco, sin vida, con más preocupación que alegría.

Hoy no se siente ambiente navideño, por el contrario la desesperación por la gravísima realidad que padecemos hace que los venezolanos estén exhortos en una tensa calma. ¡Dios quiera que esta situación cambie pronto por el bien de todos!

Esto que les narro en esta semana lo viven tanto los seguidores del Gobierno como aquellos que se le oponen, es una tristeza equilibrada y equitativa, que nos debe empujar a trabajar más por un cambio y que las próximas navidades las del 2015-2016 sean totalmente diferentes.

Por Simone Augello

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