Quisiera centrarme en estos días santos a escribir sobre la necesidad de paz que posee Venezuela; en medio de tanta convulsión política es hora que los venezolanos entremos en una etapa de sosiego y de tranquilidad, son demasiados los años de guerra social y verbal que hemos vivido, son muchos los días de envenenamiento que hemos sufrido que hoy estamos a punto a un colapso emocional colectivo.
Estamos en semana santa, días en el cual debemos entregarnos a una conversación descarnada y fiel con Dios; es la hora en que el más pecador y mundano de los hombres trate de reconciliarse con Jesús, el hijo de Dios; justamente a Él quiero dedicarle este escrito, para pedirle desde lo más profundo de mi corazón paz y futuro para los venezolanos.
Te ruego Señor Jesucristo que nos des a cada uno de los habitantes de este país la entereza necesaria para la edificación de un mañana mejor, que nos permitas poseer el don del discernimiento para cada día escoger mejor el camino que transitemos y que éste precisamente nos lleve a la reconciliación nacional que sin duda es el encuentro de hermanos y hermanas.
Te pido Dios Todopoderoso que tengas misericordia de este tu pueblo, de esta tu Venezuela, que necesita hoy más que nunca de tu bondad y tu compasión, para que este protegida por el Espíritu Santo, porque son demasiados los años en los cuales nos hemos sumergidos en el lodazal de las vísceras, porque es increíble con cuanto desprecio a veces hablamos los unos de los otros, por eso ante este dilema los venezolanos debemos refugiarnos en Ti para tener tu protección.
En medio de la Semana Mayor te pido Dios querido que nos cubras con tu manto, que seas Tú el que dirijas los destinos de nuestra Venezuela, que nos llenes de compasión y prudencia para que de una vez por todas reine la calma, la amplitud, el respeto y la pluralidad entre los venezolanos.
Estos que son mis deseos más sinceros los elevo ante Ti en nombre de todos y cada uno de los venezolanos sin distingo de colores políticos, de credos religiosos, de condición social, lo hago sabiendo que Tú en tu misericordia posees la suficiente caridad para perdonarnos a todos por igual.
Hoy recordamos aquel gran sacrificio que hiciste, Oh Dios mío, al enviar a tu único hijo a morir por nuestros pecados, demostrando que en Ti sólo existe un amor infinito, más grande que todos los océanos juntos, tan interminable como el mismísimo universo que Tú mismo hiciste. Gracias Dios, gracias por no abandonar a tu Venezuela.
Y ustedes amigos míos, le pido un favor en esta Semana Santa tómense aunque sea un minuto de estos días y hablen con Dios y pídanle por Venezuela, pero háganlo con fe, con pasión, con amor, que Él siempre nos escucha, siempre nos atiende.
Simone Augello / @simone_augello