LLEGÓ EL INVIERNO Y CON LAS AGUAS la alegría del que siembra y la preocupación del que cosecha. Así estamos en la política hartos de inviernos y resecos de veranos, y en cualquiera de esas estaciones el lugar común es la división entre hermanos, el odio enfermizo, el pase de factura, la zancadilla, la crítica mal intencionada, el comentario soez, la recomendación infame, el abrazo mentiroso, la palmada cómplice, el apretón de manos falso, la sonrisa fingida, la llamada colérica, el adiós áspero, el pésame falsario, la solidaridad automática, el paquete chileno, la oferta engañosa, la promesa incumplida, la lealtad adulterada, el coqueteo tramposo, la burla descarada, la ofensa cotidiana, el matraqueo rutinario, la rectitud cuestionada, la verdad censurable, la prepotencia habitual, el narcicismo feroz, el sicariato moral; en fin la atosigante realidad de un país dividido y la crisis perversa de una polarización inducida. Así sobrevivimos a la crueldad de los malos gobiernos y las pésimas oposiciones. Con odios no se construye un país.
ASI ESTAMOS EN EL TIGRE ANGUSTIADOS, apesadumbrados, llenos de incertidumbre y dando palos de ciego, es decir “buscando a Dios por los rincones”, buscando lo que no se nos ha perdido, tratando de construir candidaturas como quien cree estar construyéndose las alas de Ícaro, porque así tocará las barbas del sol. Estamos dando tumbos, cada candidato se cree el dueño de la verdad, e incluso hay casos en los que pretenden hacer candidatos contra su voluntad, también existen dirigentes que por mezquindad se han convertido en los “barqueros del infierno”, por ese afán que tienen de cargar muertos políticos, harto reseñados por Rómulo Betancourt en sus alocuciones contra urredistas, copeyanos y comunistas, en la época de su segunda gestión presidencial. Igual andamos aquí, despotricando de nuestros iguales, endilgándoles comportamientos desconsiderados, inexactos, burdos, que incluso llegan a la falta de respeto, sobre manera a la falta de respeto a la inteligencia de la población. Con odios no se edifica una ciudad.
ES VERDAD, SE ESTA RECURRIENDO al expediente del insulto, a la calumnia, a la descalificación, y lo triste es que la mayoría de las veces, la motivación es la envidia, la falta de argumentos y en otros casos por la ausencia de valentía ideológica. Se arenga contra los partidos, contra sus dirigentes, se minimiza la participación de las organizaciones pequeñas, se abusa de la buena fe de los votantes, se agrede al elector cuando se le imponen a cuasi delincuentes como candidatos, se humillan a los aliados, y se les falta el respeto a los adversarios políticos, cuando se les conmina a reagruparse al lado de la escoria, porque así, según estos batracios van a barrer con las fuerzas democráticas que durante tantos años han sido y fueron sustento del sistema democrático. Se despotrica de la IV República, y quienes lo hacen le deben a esa parte de la historia hasta los cuadernos y la plastilina con la que aprendieron a balbucear sus nombres. Con odios no se cimenta el progreso.
ESA VAINA INSULTANTE NO SE DEBE PERMITIR, aquí tiene que acabarse el régimen de terror de la IV, que lo hubo, y el de la V República, desde el que se atropellaba a la oposición, se atropellaban a los taxistas, a los buhoneros, a los vendedores ambulantes, a los propietarios de terrenos a quienes se les cobraron coimas y se les chantajeó a través de emisoras y periódicos al servicio del hamponato político, se atropelló a los comerciantes, a los pobres de solemnidad, atropellados por cierto por gente que acá llegó haciendo votos de ética y resultaron unos vulgares ladrones capaces de robarse hasta las hostias de la Iglesia Virgen del Valle, es decir aquí tenemos que acabar con el odio enfermizo y visceral que pretende vestirse de carnero, cuando todos sabemos que detrás hay depredadores a los que no les temblarán las manos a la hora de manchárselas de cualquier líquido o de cualquier color. Con odios no se avanza hacia el desarrollo.
AQUÍ TIENE QUE ACABARSE LA SIEMBRA DE ODIOS, tiene que desaparecer el agavillamiento político, la agresión contra la disidencia, el insulto contra los adversarios y la agresividad en el lenguaje, aquí es necesario que el próximo alcalde internalice que el pueblo aprendió y que no se va a calar a ningún coprófago que venga con ínfulas de jerarca, esa vaina expiró, eso era cuando Castro y Gómez y Pérez Jiménez, necesitamos a un alcalde al que se le pueda increpar en la calle y reclamársele su incompetencia y la de sus directores, sin que por ello nos atropellen tres gorilas con cargos de guardaespaldas, por cierto pagados con los impuestos que nosotros cancelamos al erario municipal, hace falta un gerente en el Municipio al que se le llame ciudadano alcalde, no jefe, ni que se crea que es dueño de El Tigre, y con él su familia, eso tiene que acabarse, aquí no necesitamos caciques, y mucho menos con “vergüenza étnica”. Dónde están los indígenas del Caris, donde están los indígenas de Kashaama, Chamariapa, y los indígenas venidos de las costas del Orinoco que poblaron estas soledades e hicieron pueblo y ciudad. Dónde están los hombres que llegaron de allende los mares y se mezclaron con nuestras mujeres y construyeron el mestizaje que somos, Dónde están los hijos de este pueblo que no dan un paso adelante y nos ayudan a sacudirnos a la sarna que pretende acabar, asolar, arrasar con esta ciudad que hoy más que nunca necesita de sus hijos. El odio es mal consejero.
NECESITAMOS UN GOBIERNO LOCAL de manos limpias, hasta cuándo vamos a permitir que dos o tres ladronzuelos vengan a llenarse los bolsillos, a enriquecerse groseramente ellos, sus familiares, y sus entornos como unos vulgares mafiosos, mientras todos, absolutamente todos los barrios de la ciudad están abandonados a su suerte, peor que las barriadas de los países en guerra, insalubres, sin escuelas decentes, llenos de huecos, con calles sin cloacas y acueductos, sin asfalto, y sin lo más elemental que es colocarle unas aceras por donde los vecinos puedan caminar y desplazarse como seres humanos, hasta cuándo vamos a estar como las meretrices, a la espera de que se aparezca el chulo que habla bonito y dice cuatro carajos, y acabe con el patrimonio de los que vendrán, hasta dónde va a llegar nuestra irresponsabilidad si no nos proponemos que sea un verdadero hijo de El Tigre el que gerencie los destinos de la ciudad y el Municipio, coño, pero para que eso suceda, tiene que acabarse el miedo y dar paso al grito caribe de “ana Karina rote”, pero, para eso hace falta unidad, claro unidad en torno a quien garantice bienestar y desarrollo, pero además respeto por el pueblo, respeto por los Derechos Humanos, respeto por la libertad, la justicia y la sana convivencia democrática. Por eso demanda la ciudad un gobierno de equidad, de justicia, de diálogo, de “un gran proyecto de ciudad”, Miguel Cabello dixit, es decir, un gobierno de tolerancia, de inclusión, un gobierno decente, un gobierno municipal de manos limpias. Es cierto, con odios no se construye un país, ni pueblo, ni Patria.
Por Erick Sapienza / @ErickSapienza