¿Cómo tener una relación sana entre padres e hijos adolescentes?

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La adolescencia es un periodo en el desarrollo biológico, psicológico, sexual y social del ser humano, que comienza con la pubertad y termina antes de alcanzar la juventud. Por lo general su rango de duración está entre los 10 y 12 años, hasta los 19.

Cómo tener una relación sana entre padres e hijos adolescentes

Se caracteriza por ser una etapa de transición que marca el proceso de transformación del niño en adulto y por tener características peculiares. No solo se presentan cambios a nivel físico, sino que el muchacho busca una identidad en su carácter.

Fernando Alberca, experto en educación y autor de ‘Guía para ser buenos padres de hijos adolescentes’ y ‘Adolescentes, manual de instrucciones’, señala que en la relación entre padres e hijos, hay que tener en cuenta que quizá interpretamos mal la adolescencia.

«Ni el niño siente lo que dice, ni se cree tan seguro, no intenta quedar por encima de sus padres, finge esa confianza como un entrenamiento para la emancipación y lo ensaya en casa», apunta el español Alberca.

En ese sentido, el portal Infosalus consultó con el expertó, quien brindó algunos consejos para ayudar a los padres en la relación con sus hijos que van a entrar en la adolescencia o que ya se encuentran inmersos en ella.

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No entrar en combate´

Según el autor, cuando los padres creen que están en una competición de iguales, es cuando llegan los problemas. ´Los padres no son adolescentes y por ello deben mostrarse más serenos y tranquilos´, apunta. El adolescente emplea la provocación, busca la falta de ajuste para decir que somos los que no tenemos paciencia. Hay que tener en cuenta que el hijo desde pequeño ya se está marchando de casa, cada día hay que hacerlos más independientes porque no sabemos cuándo podremos faltarles. Además, la autoconfianza es buena para ir desarrollando su autoestima.

No excederse en explicaciones

´Damos demasiadas razones cuando en realidad el menor busca seguridad´, explica Alberca. Hay que dar una explicación pero no más, porque en estos casos no por decir las cosas más veces va a funcionar. La razón para que obedezcan debe ser convincente y basarse en el instinto paternal y apelar a ello, mejor que dar una razón inventada porque no resulta convincente.

¿Dónde están los límites de esta autoafirmación?

Cada familia tiene sus propios criterios, explica Alberca. Cuando los padres fijan normas y toman decisiones no deben ser ellos los únicos beneficiados sino deben beneficiar a toda la familia. ´Acudir a un psicólogo siempre hace menos falta de lo que parece, aunque a veces es necesario para reconfirmar que todo está bien, que es lo normal´, apunta el educador, que considera que antes hay que trabajar las relaciones personales en la familia.

Lenguaje más en positivo

Las soluciones vendrían más rápido, si valoraramos los aspectos positivos de nuestros hijos. Es mejor escuchar que hablar y dar más ejemplo que lecciones y no juzgar. Las formas de comunicarnos con ellos son los gestos, transmitir emociones, mostrar atención, serenidad, las grandes enseñanzas son los hechos concretos (cariño, honradez, paciencia, es el ejemplo lo que transmite). Si hay enfado, se puede poner un castigo más tarde y no al momento como fruto de nuestra emoción.

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El poder del silencio

´Estar al lado del adolescente callado es estar con él. En los silencios los adolescentes valoran los riesgos de hablar. Si no dejamos que afloren, sus pensamientos nacen en él y en él mueren. Debemos dejar que terminen sus frases antes de contar la nuestra´, señala Alberca. Uno acierta cuando está callado porque el adolescente tiene inmensas necesidades de hablar y con el silencio le decimos que nos interesa y que no hay riesgo en lo que va a decir

Los hijos no son una posesión

Nacen libres e independientes y son diferentes a nosotros. ´Si los vemos así, como personas distintas a nosotros a las que ayudar a ser independiente no nos sorprenderán los cambios físicos y nos encantará ver cómo se desatan de nosotros´, señala Alberca. Si los padres disfrutan

Valorar lo bueno

Cuando un niño sabe que lo valoran, le gusta oír la opinión de sus padres, se separa poco de los criterios y gustos porque no necesita tanto marcar la diferencia y solo añade un matiz y se sentirá complacido por compartir criterios. ´Cuando un niño duda de que lo vean como persona independiente marcará más la diferencia´, señala Alberca. ´Lo mejor es hacer una lista con las 15 cosas buenas de tu hijo y asegurarnos de que se las decimos. Muchos padres no están acostumbrados a pensar bien de sus hijos´, concluye.

Fuente: [rpp.com.pe]

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