Expertos rusos explican que, para poder eliminar a las formas superiores de vida de la Tierra, el asteroide debería tener un diámetro de aproximadamente 60 kilómetros. Sin embargo, cuerpos de este tamaño caen muy raramente, una vez en 1.000 millones de años. Y actualmente ninguno de los asteroides detectados posee dimensiones suficientes para destruir a todos los seres humanos y la biosfera, según el científico Alexéi Turchin.
El asteroide más famoso, cuya caída coincidió con la extinción de los dinosaurios, tenía 10 kilómetros de diámetro, por eso la mayor parte de los seres vivos sobrevivieron al incidente.
Otro espectacular asteroide, con un diámetro de entre 0,5 y 2 kilómetros, cayó hace 2,2 millones años entre Sudamérica y la Antártida, causando olas de un kilómetro de altura que arrojaron ballenas a los Andes. Sin embargo, los antepasados de los humanos modernos, que entonces vivían en África, no sufrieron los efectos del asteroide.
La colisión de un gran asteroide podría provocar deformaciones en la corteza de la Tierra que darían lugar a erupciones de los llamados ‘supervolcanes’. Las rocas de hierro derretidas que se formarían tras la caída del asteroide podrían producir un agujero en la corteza y en el manto del planeta, lo que formaría un canal en las entrañas de la Tierra que aceleraría aún más la actividad volcánica, subraya Turchin.
Además, un gran asteroide causaría un terremoto en todo el mundo, especialmente peligroso para una civilización industrial como la nuestra, así como numerosos tsunamis. Una colisión con un asteroide de 1 a 10 kilómetros de diámetro resultaría en una contaminación atmosférica que crearía unas condiciones semejantes a las de «un invierno nuclear».
Fuente: Actualidad.rt.com