El ajo deja su característico olor impregnado en nuestros dedos al cortarlo. Sin embargo, hay un sencillo e infalible método para acabar con él.
Para empezar, debes saber que la novedad de este truco no está en cómo cortar el ajo. Coge el cuchillo de acero inoxidable y actúa exactamente igual que lo has hecho desde que pisaste por primera vez una cocina. En ningún caso creas que va a ser imposible acabar con su olor si lo coges o incluso lo frotas con tus dedos. El secreto de este efectivo método está en el final del proceso, cuando ya hemos acabado de picar o trocear el ajo y se encuentra en la sartén, listo para freírse.
Una vez que has terminado, ni siquiera intentes coger el jabón y frotar tus manos bajo el grifo. Ya habrás comprobado en varias ocasiones que este plan no funciona, mucho menos si piensas que el agua caliente facilitará librarnos de su olor. De hecho, todo lo contrario. Tampoco debes fregar el cuchillo de la manera convencional, precisamente la acción del acero inoxidable es el secreto del truco.
Lo primero que debes hacer es abrir el grifo y colocar el cuchillo con la punta hacia abajo. Sujétalo por el mango y deja que corra el agua por su hoja. Segundos después, y sin apartarlo del agua, desliza tus dedos por el acero inoxidable al mismo tiempo que el grifo continúa abierto.
Recorre el cuchillo con los dedos que se hayan impregnado con el olor del ajo, sujetando fuertemente la hoja y repitiendo el proceso en dos o tres ocasiones. Si notas que la otra mano también te huele a ajo, tan solo debes cambiarte el cuchillo y seguir el mismo mecanismo.
A la hora de secarte las manos, es importante que no frotes tus dedos con el trapo, sino que los seques haciendo presión sobre ellos. Concluido el truco, ni rastro del olor a ajo.
Fuente: [Que.es]