Los peligros sanitarios asociados al consumo de carne roja son de sobra conocidos, pero un grupo de investigadores de la Universidad de California del Sur y el Instituto de Prevención del Cáncer de California han dado esta semana un paso más allá, llamando la atención sobre el modo en que se cocina la carne. Según éstos, preparar la carne con altas temperaturas, especialmente si se fríe, puede aumentar el riesgo de padecer cáncer de próstata hasta en un 40%, si se realiza de forma habitual.
Estudios anteriores habían señalado una importante asociación entre las dietas con alto consumo de carne roja y el riesgo de padecer cáncer de próstata, pero no habían estudiado la importancia que puede tener calentar la carne en altas temperaturas, lo que produce potentes cancerígenos químicos.
Comer más de dos piezas a la semana es muy peligroso
Los investigadores invitaron a 2.000 hombres californianos, la mitad de ellos con un cáncer de próstata avanzado, a responder un cuestionario en el que se les preguntaba cuánta carne consumían y de qué tipo era, incluyendo el pollo y la carne roja. La información relativa al método de cocción (frita en la sartén, al horno o a la parrilla) se obtuvo utilizando fotografías que mostraban el nivel de cocción de la carne.
Las hamburguesas aparecían asociadas a un mayor riesgo de padecer cáncer
“Descubrimos que los hombres que consumían más de una ración y media de carne roja cocinada en sartén a la semana tenían un 30% más de posibilidades de padecer cáncer de próstata”, asegura la doctora Mariana Stern, autora principal del estudio. “Aquellos que comían más de dos raciones y media llegaban a tener un 40% más posibilidades de desarrollar un cáncer avanzado de próstata”.
No todas las carnes rojas presentan, según los científicos, el mismo peligro. Las hamburguesas aparecían asociadas a un mayor riesgo de padecer cáncer, sobre todo entre los participantes hispanos del estudio. “Creemos que esto se debe a los diferentes niveles de cancerígeneos que se acumulan en las hamburguesas, dado que éstas pueden alcanzar altas temperaturas internas y externas más rápido que un filete o una chuleta”, explica Stern.
La carne poco echa. El pollo, al horno
Freír la carne es siempre menos saludable que cocinarla a la parrilla o al horno, algo que se puede extender al pescado
Los investigadores observaron también que los hombres que consumían pollo al horno tenían menos riesgo de padecer cáncer de próstata, algo que no ocurría entre los que tomaban el pollo cocinado en sartén, que también tenían un riesgo más alto de padecer la enfermedad. La doctora Stern asegura que freír la carne es siempre menos saludable que cocinarla a la parrilla o al horno, algo que se puede extender al pescado, tal como mostro ella misma en anteriores investigaciones.
Se sigue sin conocer la causa por la que se asocia un mayor riesgo de padecer cáncer de próstata con la cocina a altas temperaturas en sartén, pero los investigadores creen que los responsables podrían ser los cancerígenos que atacan el ADN –las aminas heterocíclicas (conocidas como HCA en inglés)–, que se forman en la cocción. Las HCA se forman cuando los azúcares y aminoácidos se cocinan a altas temperaturas durante periodos largos de tiempo. Otros cancerígenos, como los hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAH), se forman cuando se hace la carne a la parrilla o ahumada, ya que la grase de la carne cae sobre el fuego haciendo que el humo deposite estos hidrocarburos sobre la carne. Hay muchos estudios que muestran como los HCA y los PAH están asociados a varios tipos de cáncer, incluyendo el de próstata. En definitiva, en la medida de lo posible, la carne es más saludable si se cocina a bajas temperaturas, en guisos, o se toma poco hecha.