Se siente incómodo, asustado, nervioso, inseguro, incluso tiembla o se queda sin habla cuando está en presencia de otras personas. Entonces es usted una persona tímida. ¿Cuántas veces ha soñado con un remedio que le empuje a mejorar sus habilidades sociales? Seguramente muchas. Ya puede despertar. Investigadores de la Universidad Concordia (Montreal, Canadá), liderados por Mark Ellenbogen, acaban de constatar en un estudio que la oxitocina, una hormona que se produce en grandes cantidades durante el embarazo, aplicada mediante el uso de un spray nasal, cambia la personalidad.
Concretamente, tal y como reconoce a ELMUNDO.es el doctor Ellebogen, "nuestro estudio es el primero en constatar que la hormona hace a las personas más abiertas, sociables y mejora la autopercepción cuando se está en compañía de más gente".
La oxitocina, también conocida como ‘hormona del amor’ o ‘del apego’, es un neuropéptido que actúa como neurotransmisor. Además de estar relacionada con los patrones sexuales, en las mujeres se libera en grandes cantidades durante el parto, así como en respuesta a la estimulación del pezón por la succión del bebé.
"En las últimas dos décadas, la hormona ha ido ganando reconocimiento por sus efectos sobre el comportamiento social de los animales. Desde que se informó de que la administración de neuropéptidos incrementa sus niveles en el líquido cefalorraquídeo, se ha producido un aumento del interés científico por las manipulaciones experimentales de la oxitocina en humanos. La literatura previa ha constatado que la hormona facilita las interacciones positivas, mejora la cooperación, el altruismo y la confianza en uno mismo en una variedad de contextos experimentales", reconocen los autores en el último ‘Psychophamarcology’.
De la misma opinión se muestra José Luis Carrasco, jefe de la Unidad de Trastorno Límite de la Personalidad, del Hospital Universitario Clínico San Carlos de Madrid. "La sospecha de que la hormona juega un papel fundamentalmente en la neurobiología del apego es algo que se ha constatado ya en animales. La falta de apego es una característica propia del autismo, de ahí que se hayan llevado a cabo trabajos para comprobar los efectos hormonales y se hayan constatado con imágenes cerebrales sus efectos positivos".
La teoría
Pese a todo, los científicos desconocen el mecanismo por el cual el neuropéptido facilita la conducta prosocial, aunque una hipótesis compartida es la que apunta a que "altera la forma en la que las señales sociales en el entorno externo son procesadas, codificadas e interpretadas", insisten.
Los científicos llevaron a cabo una investigación con 100 hombres y mujeres sanos de entre 18 y 35 años, que no tenían antecedentes de enfermedad psiquiátrica, ni patologías físicas ni tomaban medicación. Tampoco podían tener historial de consumo de drogas, tabaquismo o embarazos. Finalmente, los participantes fueron asignados a recibir bien 24 (UI) unidades del spray de oxitocina (que ellos mismos se administraron) bien un placebo. A los 50 minutos, se sometieron a una serie de cuestionarios capaces de evaluar los estados de ánimo (extroversión, apertura a nuevas experiencias, amabilidad, diligencia, entre otras) y conversaciones con otros participantes.
Comprobaron, además, dicho estado de ánimo 10 minutos antes de la administración del fármaco o del placebo y en varias ocasiones (65, 80 y 90 minutos) después de su ingesta.
Los resultados
Los datos revelan que los "participantes que se autoadministraron la oxitocina intranasal tuvieron niveles más elevados de extroversión y de apertura a nuevas experiencias que los que recibieron un placebo. En concreto, la hormona amplifica rasgos de personalidad como la calidad, la confianza, el altruismo y la apertura. La oxitocina facilita el comportamiento social, cambiando la forma en la que uno se percibe a sí mismo. Si usted se ve más extrovertido y confiado, probablemente sea más propenso a actuar de esta manera en las situaciones sociales" determina el director de la investigación.
Un aspecto positivo del tratamiento es que "no se produjeron efectos secundarios, salvo un poco de irritación nasal en un pequeño porcentaje de personas. Sin embargo, aún no sabemos si hay efectos negativos asociados a su uso crónico", aclara.
Pese a todo, este experto cree que "los resultados proporcionan una pista importante sobre la neurobiología del comportamiento social", agrega. "Se trata de un estudio interesante, que aporta datos importantes. Aunque se debe seguir trabajando en este campo para establecer qué dosis es necesaria, cuánto tiempo y que efectos secundarios tiene", recuerda el psiquiatra madrileño.
El doctor Ellenbogen y su equipo están ahora "interesados en el estudio de la hormona en los trastornos psiquiátricos que se caracterizan por problemas de comportamiento social, como la depresión o la fobia social. Aunque es poco probable que llegue a convertirse en un tratamiento único, puede servir como terapia complementaria a los fármacos y a la psicoterapia. Esto es hablar de futuro, porque se necesita mucha más investigación antes de que podamos avanzar en este campo", concluye.