Cogito ergo sum: «Las trampas y la política», por @jdsolorzano

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@jdsolorzanoLa historia política de la humanidad está llena de casos y episodios que describen la sagacidad como el mecanismo más adecuado para aquel que desee sobrevivir en un mundo donde las apariencias engañan y donde el servicio al prójimo está rodeado por el campo minado de las mentiras y trampas de los truhanes que sin principios desdicen con su actuar el valor real del «deber ser político».

En Venezuela hemos visto como algunos dirigentes empeñando sus ideales, traicionándose a sí mismos y a lo que representan han vendido su alma y su credibilidad a cambio de unos «centavos» que pueden servir para lujos y comodidades, pero que jamás podrán ser parangoneados con la dicha de ser leales a un pensamiento y consecuentes con tu elector, con ese seguidor que confía en tu visión y en tu compromiso de ayudarlo para que obtenga una vida mejor.

Los canallas de la «polis», que en muchas ocasiones son aquellos que luciendo sus mejores galas son los incitadores de las más nefastas acciones que normalmente no solo afectan la deontología de la política, sino la realidad tangible y palpable de muchos ciudadanos que se convierten en sus víctimas colaterales, son los parteros del caos de la vida pública actual y son los causantes de la debacle de la sociedad moderna.

Aquí, en nuestros país, hemos observado como el actual Gobierno que es experto en show mediáticos, falsas esperanzas y tramoyas bien diseñadas, ha edificado una serie de engaños colectivos, de medias verdades y campañas de desprestigios dirigidas a mellar la moral de los dirigentes democráticos, mientras infunden confianza, esperanzas y más ímpetu a sus propias bases partidarias; recientemente con la enfermedad del presidente Chávez observamos como la alta cúpula de la nación manejó las emociones de sus seguidores  con partes médicos, fotos y otros mecanismos de manipulación, como pasos de una estrategia de victimización del líder y del nacimiento del mito político que le permitirá a sus deudos partidistas mantenerse en el poder.

Acá en nuestro Anzoátegui entrañable observamos como el ex-gobernador de la región, David De Lima, actúo como el ángel de la infamia al recorrer la entidad en busca de débiles de principios para crear una ola de «apoyos» hacia Istúriz para afectar la candidatura de la unidad democrática. ¡Otra trampa más, digna del más hábil arquitecto de la política sucia florentina en los días del Renacimiento!

Pero para irnos a otro caso rápidamente, motivados por las razones de espacio, quisiera referirme a la última demostración de desfachatez política de otro granuja, el alcalde saliente de Lechería, quien presuntamente le entregó al chavismo los documentos de unas causas, por cierto ya sobreseídas por los tribunales competentes, en contra del candidato Gustavo Marcano; sin entrar en consideraciones ya harto explicadas me abocaré a deshilar el tejido que conforma la red que se prepara alrededor de este supuesto complot.

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Personeros del oficialismo, entre ellos pudiese estar un diputado actual, se enlazaron con representantes de la alcaldía, consiguiendo aparentemente así entablar un acuerdo con el mandatario local en el cual éste le entregaba a ellos las «pruebas» en contra de Marcano, y éstos en recompensa a sus «buenos oficios» se comprometían a proceder en contra del señalado luego que inscribiera su candidatura al ayuntamiento, inhabilitándolo, y no dejándole otra opción a los partidos de la MUD que apoyar a seudo-opositor, quien para lograr esto se quiere hacer desde ya con la postulación de al menos de 3 partidos nacionales de la oposición, entre ellos su organización Un Nuevo Tiempo.

Vemos como las trampas son las herramientas del bribón, y con lo cual usted, apreciado lector, puede diferenciar entre el politiquero-tramposo, y el político que aún siendo hábil y sagaz mantiene su moral y principios intactos.

Por: José Dionisio Solórzano / @jdsolorzano

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