El “por ahora” presidente de la república que pregona a los cuatro vientos su “nacionalismo revolucionario” que habla sin cesar como supuestamente los ex presidentes de la mal llamada cuarta república abandonaron las posesiones venezolanas en el Mar Caribe, es el propio que en este momento le está entregando el Esequibo a los invasores guyaneses.
Este nacionalismo de cháchara, este patriotismo de cadenas y anti-imperialista de blanco y negro de la década de los 60, sólo sirve para adornar la retórica populista del oficialismo, pero en verdad cuando tiene que ponerse los pantalones o la rudimentaria militar para defender el solio nacional se acobarda, así como lo hiciese en la Planicie en aquellos aciagas horas del golpe rastrero del 4 de febrero.
El oficialismo quien diserta sobre que con ellos se ha respetado la real dignidad nacional, ellos que gritan a todo pulmón que son los paladines del más puro venezolanismo son los mismos que en este momento reconocen entre líneas, admiten dejando lagunas discursivas, que el Esequibo no es venezolano.
Creo, y esta es una opinión muy particular, que el candidato del progreso y de la reconciliación nacional, Capriles Radonski, debe tener en su agenda internacional la recuperación real y efectiva de todo el Esequibo, no podemos permitir quienes en verdad defendemos la integridad nacional, que unos malandrines territoriales se salgan con la suya en complicidad de un régimen que voltea su mirada hacia otro lado mientras que la mano acechante del invasor introduce sus lánguidos dedos en la cartera expuesta.
Los venezolanos que, en realidad somos venezolanistas, y no me refiero a un nacionalismo patriotero sino a uno que es digno nieto de aquel que llevó a nuestros padres libertadores a iniciar la gesta independentista no sólo de la nación sino de todo un continente, debemos dar un paso al frente y exigirle a este Gobierno entreguista a que no regale lo que no es suyo, sino que es herencia nacional de toda la comunidad venezolana.
No somos guerreristas, pero tampoco somos como diría el poema de Alberto Arvelo Torrealba “pájaro bobo pa’ está calentando nío”, somos un país que posee un pueblo gallardo y que no dejará robarse por una nación que sin lugar a dudas es un pillo internacional.
Dirán que este artículo incita a la violencia, pero se equivocan, sólo incita a ser más venezolanos. Dirán que estás palabras son xenófobas, pero también se equivocan, porque aunque creo que los venezolanos son el pueblo más apto culturalmente de América Latina, soy un respetuoso de la hermandad solidaria y recíproca en el continente. Dirán muchas cosas, pero la verdad no se puede ocultar, el Esequibo es tan venezolano como la arepa.
Por José Dionisio Solórzano / @jdsolorzano