Aquella gran jarra que Zeus le dio a la primera mujer creada por él, Pandora, desató las mayores calamidades inimaginables en aquellas tierras mitológicas de Grecia; todos los males que estaban cerrados en la Caja de Pandora se desataron cual demonios liberados por toda la humanidad, pero increíblemente un solo factor se quedo en aquel deposito “divino”, era la esperanza.
Cuando ya despunta el 2013 y empieza a dar sus primeros pininos en sus tan jóvenes horas iniciales, vemos que nuestra amada Venezuela se encuentra en medio de los demonios desatados por la gran incertidumbre que rodea la salud del Presidente de la República y el pandemónium desbordado entre oficialistas y opositores, pero especialmente entre los propios seguidores del llamado comandante.
El 2013 ve la luz sumido en el más caótico estado de desespero social, porque mientras algunos lloran la posible desaparición física de quien consideran su líder, otros se preocupan por la estabilidad nacional sí está posibilidad llegase a ocurrir. Los ojos de los venezolanos están colocados en el 5 de enero fecha para la juramentación de las nuevas autoridades parlamentarias y en el 10 de este mismo mes que es la fecha indicada para que el Presidente electo (que por cierto para mí no hay diferencia entre que sea un mandatario reelecto, porque estamos hablando de un nuevo período de gobierno y no como se ha dicho continuidad del anterior), tome posesión de su cargo.
Las consecuencias inherentes a partir de la ausencia presidencial se nos presenta como el último de los males desenfrenados que brotaron de nuestra destapada Caja de Pandora que sin lugar a dudas fue el anuncio oficial, hecho por el mismísimo Chávez, de su complicación médica y la eventualidad de su inhabilitación para seguir al frente del gobierno.
El silencio de la alta cúpula del poder nacional sobre el real estado del presidente Chávez es otro de los males que promueven la incertidumbre nacional, es posible que si esta situación continúa como va los venezolanos entremos en un estado de frenética ansiedad por saber el desenlace de esta historia que cada vez pareciera más una novela rosa que un problema que pudiese llevarse consigo la poca paz que nos queda en esta nación.
Pero confío que así como en el mito griego donde se relata que dentro de la jarra de Pandora se escondía un elemento que no había salido de su envase y que constituía una alentador bálsamo para los males ya corroídos por la sociedad, de esa misma forma espero que la esperanza brote como una panacea que salve a esta población de un fin que tan sólo pensarlo da pánico y que es preferible callarlo, porque mis manos se rehúsan a redactar semejante escenario caótico.
Pero si la esperanza no termina de fluir como esperamos, y un sentimiento de estupor se apodera del cuerpo social de los venezolanos, entonces estaremos en presencia de un estado de paralización emotiva y racional del pueblo que pudiera conllevarnos al nacimiento de un estado completamente totalitario que arrase con lo que queda en el país; y el mayor temor de que esto pudiese pasar en este incipiente 2013 es la parálisis que sufrieron opositores y oficialistas en la pasada contiende regional del 16 de diciembre.
¡Qué Dios nos bendiga y nos dé esperanzas!
Por José Dionisio Solórzano / @jdsolorzano