La compañía de la localidad de Juneau, en Alaska, instaló un sistema que reutiliza el grano sobrante de la elaboración del mosto como fuente de calor para una nueva producción. De esta manera Alaskan ha conseguido reducir el consumo de combustible entre un 60 y un 70% con los beneficios que eso supone para la naturaleza y para su propio presupuesto.
El sistema consta un horno de cocción, cuyo costo es de alrededor de 1.800.000 dólares, que quema los residuos del proceso de fermentación y los convierte en vapor. Dicho vapor proporciona la energía para llevar a cabo la mayor parte del proceso de producción de la cerveza, con lo que el círculo se cierra.
Los cerveceros de todo EE.UU. se han preguntado durante décadas qué hacer con el grano que sobra tras la fabricación. La mayoría enviaba esos residuos a granjas y ranchos cercanos para alimentar a los animales, pero desde 2011 solo quedan 37 granjas en el sureste de Alaska y 680 en todo el estado.
La Alaskan Brewing Co. tuvo que vender su grano en otros estados de EE.UU, lo que supuso un aumento de sus costos. La compañía apenas obtenía beneficios del grano que vendía. Durante los últimos meses de 2012, Alaskan terminó la instalación y puesta en marcha de la caldera de vapor que utiliza las sobras de los granos procesados.
Aunque Alaskan no es pionero en usar el excedente de grano molido como fuente de combustible, otras fábricas de cerveza lo hacen solo en adición a una fuente principal de energía. «Nadie estaba quemando granos como única fuerza que proporcionase energía al sistema, por ejemplo, a una caldera a vapor», explica el director de operaciones de Alaskan Brewing Co., Brandon Smith.
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