El mausoleo de Lenin, situado en la plaza Roja de Moscú, abrió hoy al público tras ocho meses de reparaciones, durante las cuales el cuerpo embalsamado del fundador de la Unión Soviética permaneció en su interior.
A primera hora de la mañana se formó la habitual fila junto a los jardines de Alejandro, a un lado del Kremlin, de personas deseosas de ver la momia de Lenin, que según los científicos que la preservan podría permanecer inalterable durante siglos.
El mausoleo, objeto de culto para los comunistas y atractivo turístico para la mayoría de los visitantes de la capital rusa, abrió en su horario habitual: desde las diez de la mañana hasta la una de la tarde.
Al igual que antes de su cierre, el mausoleo estará abierto cinco días a la semana, a excepción de los lunes y los viernes.
El mausoleo fue cerrado en septiembre del año pasado debido a una «gravísima deformación» del edificio de mármol y granito provocada por la inclinación de sus cimientos a causa de la erosión del suelo.
Para reforzar los cimientos del mausoleo, que constituyen una placa monolítica, en su perímetro se practicaron 350 perforaciones que fueron rellenadas con hormigón.
Además, fueron hermetizadas todas las junturas del edificio, ya que se habían detectado importantes filtraciones de humedad, y fue restablecido el sistema original de iluminación de sus columnas, ideado por el autor del proyecto, arquitecto Alexéi Schúsev.
En principio, el monumento únicamente debía estar en obras hasta el 31 de diciembre, pero los ingenieros diagnosticaron que su estado era mucho más grave de lo previsto, aunque los arquitectos oficiales siempre se han negado a mencionar la palabra reconstrucción.
Las últimas reformas importantes del mausoleo, que incluye una tribuna desde que los dirigentes soviéticos presidían los desfiles en la plaza Roja, fueron realizadas en 1973, cuando se renovó únicamente la grada exterior.
El actual mausoleo de hormigón revestido de piedra, que sustituyó a los de madera erigidos tras la muerte de Lenin, en 1924, fue construido en 1930 y sólo catorce años más tarde le fue añadida la tribuna de honor para la alta jerarquía soviética.
«El edificio reposa sobre una base capaz de soportar oscilaciones mucho más fuertes», declaró la víspera a la agencia Interfax el jefe del Servicio de Seguridad del Kremlin, al ser consultado sobre el impacto que tiene sobre el mausoleo el paso de armamento pesado por la plaza Roja durante las paradas militares.
Agregó que el desfile militar del pasado 9 de mayo dedicado al Día de la Victoria y en el que decenas de tanques y carros blindados pesados pasaron por los adoquines de la Plaza Roja no afectó a la estructura del edificio.
Desde que fue construido por orden del sucesor de Vladímir Ilich (Uliánov) Lenin (1870-1924), Iósif Stalin, el edificio ha sido sometido en pocas ocasiones a reparaciones profundas, como en el caso de la construcción de la tribuna exterior.
El mausoleo ha sido objeto de peregrinación desde la muerte de Lenin en 1924, tradición que se mantiene incluso después de la caída de la URSS, aunque cada año las visitas descienden y aumentan las voces partidarias de poner fin a este «culto anacrónico».
Cada vez son más los rusos que abogan por sacar el cuerpo de Lenin del mausoleo para enterrarlo en un cementerio como el resto de los mortales y como expresó en su momento su familia.
Según una reciente encuesta del Fondo de Opinión Pública, el 61 % de los rusos es partidario de que Lenin descanse bajo tierra en un camposanto, un 5 % más que hace un año; mientras un 25 % quiere que siga en su sitio.
El presidente ruso, Vladímir Putin, ha declarado en numerosas ocasiones que el cuerpo de Lenin permanecerá en el mausoleo hasta que una mayoría clara de rusos manifieste públicamente lo contrario, para evitar una división de la sociedad.
EFE