El gobierno de Bolivia abrió este domingo la posibilidad de elaborar una estrategia política para exportar a otros países mate de coca, una tradicional infusión de hojas de coca, tras el retorno del país a la Convención de Viena sobre drogas de la ONU.
El canciller boliviano David Choquehuanca señaló en una conferencia de prensa que las organizaciones campesinas «quieren llevar afuera nuestro mate de coca, pero en este momento la normativa internacional no lo permite, pero si se elabora otra estrategia es una posibilidad».
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) readmitió el viernes a Bolivia en su Convención de 1961 sobre drogas, con la inclusión de la reserva al masticado de las hojas coca exigida por el país sudamericano.
La Paz había denunciado en junio de 2011 ese acuerdo por considerar que le obligaba a proscribir el mascado de coca, una práctica ancestral en el país y común entre indígenas y obreros.
Bolivia consideró un éxito diplomático la decisión de Naciones Unidas, mientras que 15 países, entre ellos Estados Unidos, Gran Bretaña, Rusia, Francia, Alemania y Japón, cuestionaron la posición andina.
La readmisión motivó que sindicatos de cocaleros, leales aliados políticos del presidente Evo Morales, el cual es líder del sector, sugirieran la posibilidad de vender al extranjero mate de coca, pues Bolivia es tercer productor mundial de esta planta, después de Colombia y Perú.
Choquehuanca dijo, sin embargo, que el retorno boliviano a la Convención de Viena no implica que se aumentarán los cultivos, que alcanzan las 27.200 hectáreas según la propia ONU, como señalaron el fin de semana políticos de la oposición.
«Bolivia tiene una estrategia nacional de lucha contra el narcotráfico y la racionalización de cultivo excedentario de la hoja de coca y esa estrategia está dando resultados», afirmó el jefe de la diplomacia boliviana, quien acotó que sugerir un incremento de los cultivos «es no conocer nuestra estrategia».
El país andino cuenta con una ley de 1998 que señala que el máximo de cultivos de coca es de 12.000 hectáreas para usos tradicionales, como mascado, infusión y rituales religiosos andinos, aunque el propio presidente Morales sugirió varias veces en el pasado cambiar esa norma para subir la cuota a 20.000 hectáreas.
Sin embargo, aún se espera la difusión de un estudio, financiado por Europa, sobre la demanda legal de coca, planta que también es materia prima para fabricar cocaína.