El próximo martes tres estados de Estados Unidos, Washington, Oregón y Colorado, votarán la posible legalización del consumo de cannabis con fines recreativos, con lo cual la llamada “guerra contra las drogas”, una política amplia diseñada en el gobierno estadounidense e impuesta en otros países, sobre todo de América Latina, podría enfrentar un serio desafío a los fundamentos desde los cuales se aplica.
Si la medida se aprueba, personas de más de 21 años de edad podrían poseer, distribuir y utilizar pequeñas cantidades de marihuana, con fines personales y no comerciales. Actualmente la legislación local de los tres estados ya permite el consumo medicinal de la planta.
Por lo menos en Washington y Colorado parece que las preferencias se inclinan por la descriminalización de la marihuana. Asimismo, se dice que de aprobarse el consumo recreacional, ipso facto surgiría una nueva industria que buscaría cubrir la demanda del producto, con la correspondiente bonanza fiscal que todo esto implica.
Por otro lado, se espera que, en caso de que la legalización se concrete, el gobierno federal intentará revocar la medida, pues la prohibición es una de las premisas más importantes de la “guerra contra las drogas”, sin la cual pierde buena parte de su de por sí cuestionable razón de ser.
Tomando como ejemplo lo sucedido con la prohibición del alcohol en la década de los 20, medida que solo incrementó el consumo de la sustancia, los hechos de violencia y otros crímenes como la extorsión, el ex congresista republicano Tom Tancredo asegura que “el cannabis puede ser usado segura y responsablemente por adultos”. “Los limitados recursos de la aplicación de la justicia no tendrían que ser desperdiciados en esto, deberían ser usados en prevenir crímenes que dañan a otros”, remató.
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