Ha sido determinado por diversos estudios que el 70% de las mujeres simulan orgasmos en algún punto de su vida sexual. Algunas simulan con mucha frecuencia (casi en cada ocasión), mientras que otras lo hacen únicamente en casos excepcionales.
La psicología detrás de este acto es simple: ella no va a alcanzar el orgasmo en esta ocasión, y lo sabe, por esas cuestiones que las mujeres únicamente saben. En consecuencia, ella no querrá que estés prolongando el acto indefinidamente hasta que ella consiga el clímax (cosa que no va a darse), ni que te sientas mal por el hecho de no haberla hecho gozar.
Si quieres saber si ella te está engañando, usa la siguiente guía para distinguir entre un orgasmo verdadero y uno simulado al mejor estilo Meg Ryan en cuando Harry conoció a Sally (primer tip: sospecha decididamente si están en una cafetería y ella tiene un orgasmo sin que la toques).
Retracción de la cabeza del clítoris
Esto sucede justo antes del orgasmo y te ofrece una pista o señal del tamaño de un clítoris. Cuando el clítoris desaparece es que vas por buen camino, así que no te detengas.
Esta ansiada desaparición no es únicamente visible si tienes las luces encendida y los ojos a escasos veinte centímetros de la entrepierna; es algo que se puede sentir.
En este sentido, busca adoptar una posición en la que puedas friccionar su clítoris durante el acto sexual, y úsalo a tu provecho. Bajo el pretexto de propiciarle algún tratamiento especial, toma una posición conveniente y podrás sentir si ella está cerca del clímax o si sus gemidos, gritos, y arañazos no son más que una atroz impostura.
Respiración y ritmo cardíaco incrementados
Escucha el sonido de su respiración en tu oído: cuando comience a acelerarse, estarás ante una clara señal. El cambio ocurre en forma abrupta cuando ella está cerca de tener un orgasmo, de modo que puede percibirse claramente.
Asimismo, este cambio en la respiración viene acompañado de un cambio inconsciente de la tensión, el ritmo, y el paso de los movimientos corporales. Tanto las embusteras como las mujeres honestas pueden gemir en forma idéntica, pero la respiración muchas veces hace la diferencia.
Los latidos de su corazón también serán una señal a tener en cuenta: si ella no está excitada, el ritmo cardíaco y su lenguaje corporal no mostrarán grandes variaciones. En cambio, si estás a punto de hacerle ver las estrellas, su corazón se acelerará perceptiblemente.
Pupilas dilatadas
Las pupilas dilatadas son otra señal segura de que tu mujer está alcanzando el punto más caliente. Puede que sea algo difícil de distinguir en la oscuridad, pero si las luces están encendidas lo único que deberás hacer es pedirle que te mire a los ojos mientras tiene el orgasmo.
Es muy posible que ella esté dispuesta a complacer tu solicitud ante la inminencia del momento tan especial. Asegúrate de prestar atención a sus pupilas al inicio de la relación y compáralas en tamaño al final de la misma.
Labios rojos
Hablamos de todos sus labios. Los labios de su boca ganarán algo de color rojo (en realidad, enrojecerán y se hincharán un poco), al igual que los labios de la vagina. Mientras estás penetrando unos labios, intenta sentir la hinchazón de los otros labios al besar.
En cualquier caso, debes saber que los besos harán que sus labios de vuelvan más rojos, de modo que será sensato dosificarlos hasta el momento más álgido y así poder medir su nivel de respuesta.
Espasmos de los músculos vaginales
Los espasmos musculares son los mayores indicadores, puesto que no pueden fingirse ni esconderse. Durante el orgasmo, ella tendrá entre 3 y 10 contracciones vaginales y cervicales, siendo las primeras las más fuertes.
Estas contracciones van a sentirse en el pene y serán imposibles de ignorar (y de fingir).
Transpiración repentina
¿Querías sexo caliente y sudoroso? Pues vas a tenerlo. La sudoración repentina significa que su cuerpo se encuentra en un alto nivel de tensión y que sus músculos están trabajando en forma sostenida (su respiración, ritmo cardíaco, y presión arterial se encuentran elevados).
En consecuencia, una vez que hayan terminado y ambos se fundan en un abrazo sudoroso, sabrás que ella ha gozado.
Otras señales importantes
– Ella puede arquear la espalda y los pies, tener temblores imposibles de controlar en sus miembros (durante y después del orgasmo), y mostrar expresiones faciales fuera de lo común (algo así como una “cara de orgasmo”).
– Presta atención a sus mejillas y a su cuello para ver si están ruborizados.
– De particular importancia es lo que hace ella inmediatamente después del sexo: ¿acaso se sale de la cama y continúa con su día? ¿O se va al baño y cierra la puerta? El efecto químico de un orgasmo en el cuerpo produce genera un look de aturdimiento en los ojos, y ella podría querer quedarse echada a tu lado algunos minutos para disfrutarlo. Si ella pasa por alto este delicioso momento post-orgásmico, entonces deberás mirarla con una ceja arqueada y sospechar.
– Sus pezones se endurecerán. Se ha estimado que existen un 95% de probabilidades de que si sus pezones no están duros, no ha habido orgasmo.
– Su clítoris se vuelve muy sensible justo después del orgasmo, de modo que podría estar mintiendo si ella no baja la velocidad de sus movimientos o los detiene por completo después del orgasmo.
– Formular oraciones coherentes y vociferarlas en voz alta, muy alta, es también una señal de su deshonestidad.
Ella no debería ser capaz de esbozar una construcción sintáctica más compleja que “¡Ohhh, sí, sí, mi amor!” si las cosas están sucediendo con normalidad. Cualquier cosa que te recuerde a una película pornográfica es altamente sospechosa (gemidos exagerados, lenguaje sucio pero complejo), porque el sexo porno no es sexo real.
Averigua si te están mintiendo
Si quieres saber si tu amante te está mintiendo los orgasmos, puedes recurrir a algunos trucos para averiguarlo. Una forma segura y sencilla de medir su honestidad es hacer una investigación rigurosa.
Cualquier cosa que hagas, no le digas lo que estás haciendo. Si ella está mintiendo, esto le daría un aviso injusto sobre tus intensiones.
– Pregúntale
Antes de abrir tu boca, debes estar preparado para la verdad. Asimismo, debes estar preparado para hacer algo si es que hay un problema. Ten una discusión abierta y honesta con ella sobre su vida sexual en una forma despreocupada; ella sabe lo que está haciendo y si es una impostora, sin dudas no tiene remordimientos en cuanto a su actitud.
Es posible que no admita que ha mentido, pero puedes optar por ignorar esto y comenzar a trabajar en la forma de hacerle sentir unos buenos orgasmos. No permitas que te siga engañando. Haz algo constructivo con todo esto.
Está comprobado que las parejas que tienen una comunicación regular, abierta y honesta, tienen mejor sexo. No seas una de las parejas que no lo tienen.
– Detector de mentiras
Pregúntale cómo se siente el sexo, y pídele que te explique qué sucede con su cuerpo cuando está teniendo un orgasmo.
Usa técnicas normales de detección de mentiras (señales del lenguaje corporal) para ver si está siendo deshonesta. Tocarse la boca (cubriendo sus mentiras) y mirar hacia otro lado al hablarte son señales importantes.
Obviamente, debes evitar cualquier pregunta directa, dado que si le preguntas si tiene orgasmos, seguramente va a decir que sí, y tus esfuerzos se habrán escurrido como agua entre los dedos.
– Arruina su orgasmo
Esto puede parecer cruel, porque si ella no está fingiendo, realmente vas a pinchar su burbuja de excitación.
No obstante, si ella no está teniendo un orgasmo, no habrás hecho ningún daño importante. Puede que sea la forma más sencilla de decirlo; tú conoces su cuerpo y sus respuestas, así que ponla a prueba. Haz que sea interactivo, y pronto comenzarás a recibir las respuestas que deseas.
Mentirosa, mentirosa…
El ego masculino es una cosa frágil, muy frágil tal vez, así que es importante para tus investigaciones dejar tu ego de lado y mirar a la cara a la realidad. Si ella tiene constantes problemas para alcanzar el orgasmo, no es necesario que la acuses; de hecho, podría estar necesitando algo más de juego previo.
La Universidad de Chicago realizó una medición (“Sexo en América”, 1994) que reportó que menos de un tercio de las mujeres alcanzaban siempre el orgasmo durante sus relaciones, en comparación con tres cuartos de los hombres.
La medición, asimismo, encontró que estas estadísticas variaban significativamente cuando el compañero sexual de las mujeres dedicaba 21 minutos o más a los juegos previos.
En este caso, nueve de cada diez mujeres alcanzaron el orgasmo. Estos números hablan por sí mismos.
La situación puede ser difícil y embarazosa para ambos, pero definitivamente no va a acabarse el mundo. De hecho, puede que sea sólo el comienzo. Aborda la cuestión en forma positiva, y seguro que ambos encontrarán resultados positivos.