Se preguntarán si hay alguna diferencia entre en el bullying entre niñas y el bullying entre varones como para hacer la salvedad. Pues sí la hay y es lo que quiero comentarles en esta oportunidad. El bullying, está definido como el acoso físico o psicológico de forma reiterada de una persona hacia otra. Puede darse en cualquier entorno, pero hoy nos referiremos al que sucede en los espacios escolares.
El bullying entre varones suele irse a lo físico. Dos niños que tienen una discusión la resuelven con unos empujones en el recreo cuando el profesor no está viendo. Los demás niños alrededor se dan cuenta y participan como testigos o dan la voz de alerta. De esta manera los adultos se enteran e intervienen para detener y solventar la situación. En el caso del bullying entre niñas, suele pasar inadvertido porque hemos normalizado conductas violentas impropias de nuestra condición femenina que nos parecen normales pero son la base del modelaje de esta conducta acosadora. Las ¨volteadas de ojos¨, la exclusión de grupos sociales, difundir chismes o crear rumores, desaparecer las pertenencias de la niña acosada, reírse de algo que le ha salido mal a la otra, ver de arriba abajo cómo está vestida; son en sí formas de violencia “naturalizada” que porque veamos como “normales”, no dejan de ser dolorosa paras quien la recibe.
Como señala la Licenciada Cristal Palacios, psicóloga clínica de la UCV, el procedimiento a seguir siempre, es creer cada reporte que nos hacen nuestras niñas. No subestimarlo atribuyendo que son “cosas de niñas y ya se les pasará”. Hay que actuar siempre y rápidamente. Las redes sociales, literatura y hasta la industria del cine, se han encargado de mostrarnos de diferentes maneras lo que puede pasar con una niña acosada a quienes sus padres o cuidadores no le han creído y por ende, no han actuado para ayudarla.
Los padres somos los principales defensores del bienestar emocional y físico de nuestros hijos. Si nosotros no salimos al frente a defenderlos, ¿quién lo hará entonces?
Que una niña crezca siendo acosada con la no intervención de sus padres, maestros y demás adultos significativos, traerá como consecuencia que pierda la capacidad de confiar en los demás, que desarrolle incluso “fobia escolar”, que busque métodos para evitar compartir el espacio con los niños acosadores al principio y luego con cualquiera que pudiera hacerle lo mismo y en casos más tristes y lamentables, incluso que considere y proceda a quitarse la vida porque el mundo es un lugar demasiado hiriente para estar.
¿Cómo detectamos que nuestra niña está siendo acosada?
Nos comenta que no tiene amigas en el colegio, que en los recreos se queda sola, que se le pierde su lonchera u otras cosas que nunca aparecen, sus libros, tareas o cuadernos aparecen rayados, las amiguitas le dicen que ahora no pueden jugar más con ella porque Fulanita les dijo que no lo hicieran, que no quiere ir más al colegio, que se siente mal y por eso no puede ir, o más directamente aún, que hay una niña que la molesta constantemente.
El llamado es a intervenir inmediatamente detectemos una situación de bullying con nuestra hija, involucrar al colegio incluyendo al departamento de orientación, estar encima del problema hasta que nuestra hija recobre la confianza y el deseo de asistir la escuela.
Debemos estar muy atentos porque es un problema que puede repetirse. Recordemos que al igual que en la salud, la prevención es la mejor medicina. Las campañas que fomentan el buen trato, premian las conductas incluyentes de las niñas, refuerzan su empatía y capacidad de aceptar a los demás con sus diferencias, son las herramientas que las defienden del bullying y en la que deberíamos centrar toda nuestra energía.
Fuente [Emedemujer.com]