Científicos de la Universidad de Pittsburgh, en Estados Unidos, creen que dormir cerca de otra persona ayuda a disminuir la hormona cortisol, responsable del estrés, porque aumenta las sensaciones de protección y seguridad.
Los períodos prolongados de cortisol elevado han sido relacionados con un aumento de las citoquinas -proteínas implicadas en la inflamación que pueden provocar enfermedades cardiacas, depresión y trastornos autoinmunes-. Compartir la cama con otra persona generaría un efecto protector, disminuyendo los niveles de esas proteínas.
“Dormir es fundamental para la salud y está asociado a las enfermedades cardíacas y bienestar psiquiátrico”, afirmó al periódico Daily Mail la científica Wendy Troxel, profesora asistente de psiquiatría y psicología de la universidad.
“Existe una extensa bibliografía mostrando que personas casadas –parejas felices, en particular– viven por más tiempo, son más felices y saludables”, añadió Troxel.
Compartir el lecho también aumenta los niveles de oxitocina, “la hormona del amor”, que fortalece el sentimiento de proximidad con otra persona. Es sabido que esa hormona es liberada durante el acto sexual, pero el Dr. David Hamilton, un científico que ha estudiado el papel de la oxitocina en la salud, afirma que su liberación también está relacionada con el cariño, contacto corporal y las “charlas nocturnas”.