¿Quién que necesite una limpieza dental o un tratamiento de conducto, va a preferir consultar a un periodista antes que a un odontólogo? Usted amigo lector, ¿estaría dispuesto a vivir en un edificio, cuyos planos y cálculos estructurales hayan sido hechos por un licenciado en comunicación social y no por un ingeniero de la especialidad? Si la cosa es así, mis colegas y yo estamos a sus órdenes.
Hace unos días, me comentó un candidato a alcalde, que a un dirigente político amigo suyo que lo acompaña, no le gustó una pieza creativa sugerida por su asesor en imagen y comunicaciones. Incluso, después de hacerle sus observaciones, le sugirió que le instruyera al referido colega que antes de tomar una decisión le llamara, imagino yo que para decirle, qué está bien y qué no.
Es muy común encontrar a dirigentes políticos pretender cubrir todas las áreas que implica una campaña electoral, sobre todo la de comunicaciones. No obstante, muchos de ellos difícilmente saben unir sujeto, verbo y predicado en una misma oración; sin embargo, están investidos (según ellos) de una gran “sabiduría” para comunicar un mensaje.
Pero no siempre es así, sí hay dirigentes políticos preparados académicamente, algunos incluso con más de una profesión o con estudios de cuarto nivel. Unos le dan un uso honesto, humilde y justo a esos conocimientos y, otros, simplemente lo utilizan para “chapear” y marear a sus víctimas.
En el campo de las comunicaciones durante eventos electorales, hay quienes se justifican diciendo “hice un curso de una semana y estoy hojilla”. Imagínese usted a mis colegas y amigos Roberto de Vries, especialista consultor en imagen corporativa, operando una apendicitis; a Marlene Cisneros, curtida profesional con investigaciones sobre reputación y credibilidad, litigando en un tribunal; o a mi padre JJ Fermín, periodista con más de 40 años de experiencia y avezado analista político, contratado para hacerle mantenimiento a los Sukhoi 30MK2, después de hacer un poderoso curso de tan sólo cinco días.
Según el artículo 57 de la Constitución Nacional, todos tenemos el derecho civil a expresarnos y a opinar libremente. Lo que no debemos hacer es pretender vulnerar autocráticamente los espacios de otro, sobre todo si no estamos formados en el área.
Amigos lectores, no es lo mismo conocer que saber. La coherencia comunicacional en eventos electorales, es el resultado de reglas establecidas en el desarrollo de las acciones que crean imagen. La conceptualización de aquello que queremos alcanzar dependerá de definir previamente y ejecutar la ecuación que conforman sus públicos, mensajes, tono de la comunicación y medios, que deben estar claramente sustentados en la filosofía de gestión del candidato: objetivos, visión y valores.
En fin, los abogados a litigar, los médicos a curar, los políticos a hacer política y los comunicadores sociales a comunicar. Zapatero a su zapato. Es así como suena.
JJ Fermín A. / @jjferminjr