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Con frecuencia el que más exige es el que menos da y digo esto porque sobran los que día a día se quejan de la inacción gubernamental en sus distintos niveles, sobre todo de alcaldías que son las que tienen la responsabilidad de mantener en primera instancia las ciudades limpias, ordenadas, seguras y sin huecos en las calles. Sin embargo, llegado el momento de expresar sus inquietudes sobre determinada gestión a través del voto, ya sea para aprobarla o rasparla por mala y corrupta, les es más fácil quedarse viendo películas en su casa o irse a la playa. A usted amigo abstencionista este mensaje.
A usted puede no gustarle la política, puede incluso no entender la propuesta ideológica de los bandos en pugna, ¡pero caramba!, ¿cómo no va a importarle lo que pase con su país, con su vida y con la de sus hijos? Entienda, por usted mismo y por los suyos, que no es aceptable que no le importe lo que pasa y lo que pueda pasar. El pasado sirve para aprender de los errores y construir un mejor presente, y este presente debe ser aprovechado para sentar las bases de un mejor futuro.
No olvide que votar es un derecho por el que muchos hombres y mujeres se sacrificaron en el pasado. Muchos son los ejemplos de quienes arriesgaron sus vidas para que hoy los venezolanos vivamos libres y en democracia. Imperfecta sí, pero con libertades, deberes y derechos. Y uno de esos derechos devenido hoy en un deber es el de votar.
Estoy de acuerdo con usted en que sobran las razones para estar molesto porque sobre todo en nuestro estado Anzoátegui, hemos carecido, en la mayoría de los casos, de gestiones realmente eficientes, transparentes y dedicadas al trabajo por el desarrollo de nuestras ciudades. Pero, ¿cuál es el camino correcto? ¿quedarnos molestos, inmóviles y quejándonos por lo malo o con ese mismo disgusto como motor, movernos y castigar con el voto a todo gobierno malo? Y si por el contrario está satisfecho y contento con alguno, pues más rápido debe salir a votar.
Probablemente se abstiene porque no quiere participar en política, porque no le gusta alguno de los candidatos ni sus propuestas, porque cree que su voto no cambiaría el resultado, o peor aún, porque cree que expresándose así castiga al sistema o a alguien en particular. La verdad es que se está castigando a sí mismo, que su voto es muy importante y sí hace una gran diferencia en los resultados cada vez que ejerce este derecho.
El próximo 8 de diciembre su voto servirá, no sólo para ratificar su derecho como ciudadano libre de elegir a quien usted quiera, sino para enviar un mensaje de lo que usted piensa con respecto a la inseguridad, las calles sucias y llenas de huecos de nuestras ciudades, entre otras cosas.
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Amigo lector, usted puede hacer valer su opinión y su voto es su voz. No sea simplemente un espectador, no deje pasar la oportunidad para después quejarse por lo que viva y sufra, involúcrese, comprométase y participe. Votar es la mejor manera de expresarse y que lo tomen en cuenta. Es así como suena.
@jjferminjr / J.J Fermín A.