Ian Brady, uno de los asesinos más notorios del Reino Unido, que fue condenado a cadena perpetua en 1966, habló en público por primera vez en casi 50 años para pedir el traslado desde el hospital psiquiátrico en el que está recluido a una prisión convencional.
A petición propia, Brady, acusado de la tortura y el asesinato de cinco niños en los años 60, declaró ante un tribunal en el sanatorio de alta seguridad de Ashworth en Maghull (noroeste de Inglaterra), donde se encuentra desde 1985 tras pasar 19 años en prisiones regulares, para demostrar que está mentalmente sano.
Vestido con traje y gafas oscuras, el asesino convicto, de 75 años, admitió que en ocasiones había paseado por su celda recitando a Shakespeare o Platón, para superar su confinamiento en solitario, pero negó las acusaciones de los guardas de que es paranoico y esquizofrénico.
Brady criticó las valoraciones del personal médico del centro, que trata «con suspicacia», y concedió que, tal como se le atribuye, a veces habla a la televisión, por ejemplo cuando aparece Tony Blair, el exprimer ministro británico, y a sí mismo, pero apuntó que es un hábito que tienen muchas personas.
El asesino aseguró que está lúcido y que los guardas tratan de pillarle en falso para retenerle permanentemente en el hospital, donde está constantemente vigilado.
Sus abogados mantienen que el criminal, que actuó ayudado de su pareja y cómplice, Myra Hindley (igualmente condenada en 1966 y que en 2002 murió en prisión a los 60 años), tiene una personalidad muy narcisista pero no padece una enfermedad mental.
Fuente: EFE