La huelga ha paralizado los servicios de bus, metro, trenes de cercanías, vuelos domésticos y puertos. Si se suman los cortes de autopistas, carreteras, calles y accesos que realizan grupos de extrema izquierda, la movilidad en las grandes ciudades se encuentra este jueves interrumpida.
El Ejecutivo ha considerado la jornada como «un gran piquete nacional» y un paro de transporte con reclamos que «no tienen el más mínimo sentido».
La jornada comenzó bien temprano con incidentes entre manifestantes y miembros de la Gendarmería (policía de frontera) que intentaron desalojar la autopista Panamericana, principal vía de ingreso a Buenos Aires desde el norte. Los enfrentamientos dejaron seis gendarmes y un manifestante heridos.
La huelga fue convocada por el líder de la fracción opositora de la Confederación General del Trabajo (CGT), el jefe del sindicato de camioneros Hugo Moyano; la denominada CGT Azul y Blanca, del gastronómico Luis Barrionuevo; y el sector opositor de la Central de Trabajadores de Argentina (CTA), encabezado por Pablo Micheli.
Las centrales obreras opositoras demandan negociaciones salariales paritarias «libres», un aumento «de emergencia» de las jubilaciones y el alza del mínimo sobre el que se aplica el impuesto a la renta a los asalariados.
También piden políticas para combatir la inseguridad, una de las principales preocupaciones de la población de acuerdo con los últimos sondeos.
Moyano y Barrionuevo organizaron la huelga sin movilizaciones, para evitar posibles incidentes, y alertaron que «el Gobierno quiere desvirtuar la jornada de protesta». Pero las agrupaciones de izquierda que se adhirieron al paro han impulsado múltiples bloqueos.
Además de la paralización total del transporte, se cerraron las estaciones de servicio (gasolineras) y se suspendió la recolección de basura. Las escuelas abrieron sus puertas, pero se vieron afectados por la escasez de maestros que no lograron llegar a su lugar de trabajo. Los hospitales públicos sólo atienden urgencias.
El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, dijo que los organizadores del paro «pretenden sitiar los grandes centros urbanos». «Ésa es una metodología a la vieja usanza del Medioevo. En la Edad Media los señores feudales impedían el acceso a la población «, declaró Capitanich en la Casa de Gobierno, en Buenos Aires.
El jefe de ministros señaló que «hay trabajadores que están de acuerdo con el paro y lo hacen, hay otros que no están de acuerdo y quieren concurrir a sus lugares de trabajos y no pueden hacerlo».
La inflación alcanzó en 2013 un 28,3 por ciento, según el denominado «índice Congreso», difundido por legisladores opositores sobre la base de cálculos de consultoras privadas. Para este año, se estima un alza de precios superior al 30 por ciento. El nuevo Índice de Precios al Consumidor Nacional urbano (IPCNu) lanzado por el gobierno reconoció en los dos primeros meses de 2014 una inflación del 7,1 por ciento.
[Fuente: sunoticiero.com]