Apuntes: «2015: año de la reconstrucción», por @pedrosegundoABP

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Pedro-Segundo-Blanco-300x288No prometemos freír las cabezas de los militantes del PSUV ni de quienes militan en los partidos que respaldan la mal denominada revolución bolivariana, no ofrecemos bajar las estrellas del firmamento para ponerlas al alcance y disfrute del pueblo, no prometemos construir un millón de casas por año para regalarlas sin que los beneficiarios de las viviendas paguen un solo centavo por ellas, no prometemos “misiones” para asignarle un jugoso sueldo a todos y cada uno de los que voten por nosotros y hagan activismo político y campaña electoral a favor de los partidos de la Unidad Democrática, no ofrecemos una varita mágica para solucionar el problema del funcionamiento y dotación de los hospitales y ambulatorios del país que permita la atención preventiva y curativa de todos los venezolanos que requieran cuidado médico, no prometemos que de la noche a la mañana amanecerá y podremos caminar por las calles de todas las ciudades y pueblos del país, sin el acecho y la acción criminal del hampa y la delincuencia, que en los últimos 16 años se ha apoderado de la tranquilidad y el sosiego de nuestros compatriotas, con el lamentable y sangriento saldo de más de 25.000 muertes violentas por año y por supuesto sabemos que no solucionaremos entre la noche y los primeros cantos de gallos el explosivo problema del desabastecimiento y la escasez, a lo que nos ha llevado este régimen que mantiene en situación de zozobra e interminables y conflictivas colas a la gran mayoría de la población, gracias a la imposición de un modelo económico que destruyó la totalidad del aparato productivo nacional, convirtiéndonos en la nación, con mayor grado de dependencia alimentaria y de bienes y servicios del planeta; pero lo que si ofrecemos y prometemos es un cambio profundo en el rumbo torcido que lleva Venezuela, para hacerle frente con firmeza y eficiencia a los gravísimos problemas que padecemos los 30 millones de conciudadanos que son el resultado directo de una gestión y un proyecto político hegemónico, populista, corrompido y nefasto, que lleva 16 años aferrado al poder pensando prioritariamente en las próximas elecciones y no en las futuras generaciones, como bien lo señaló el ex presidente costarricense y premio Nóbel de la Paz, Oscar Arias.

Lo que si ofrecemos y prometemos es ponerle un freno a todo el desastre que se ha instaurado en Venezuela en materia económica, social y política, para corregir el dispendioso e ineficiente gasto público y la corrupción que ha devorado la bonanza petrolera jamás imaginada en nuestra historia, con los nefastos resultados que hoy padecemos todos, tanto los que militan en el proceso dizque revolucionario, como quienes nos oponemos a él; hacerle frente de verdad y sin ambages al drama de la inseguridad y la muerte que se adueñó del cuerpo de toda la nación y revisar a fondo el proceso de destrucción institucional del país, agravado en las últimas semanas de diciembre del año pasado, cuando una mayoría simple y deslegitimada de diputados oficialistas echó mano a todos los atajos posibles y violando flagrantemente lo dispuesto y consagrado en nuestra Constitución Nacional de la MAYORÍA CALIFICADA, para nombrar ilegalmente los Rectores del Consejo Nacional Electoral, los Magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, el Fiscal General de la República, el Defensor del Pueblo y el Contralor General de la nación y seguir abusando del poder, restringiendo las libertades individuales y persiguiendo a quienes disentimos de este llamado régimen “socialista”. De allí la importancia de continuar la lucha al lado de los ciudadanos y de nuestro pueblo para consolidar la mayoría que requerimos y ganar contundentemente en la Asamblea Nacional este año, porque a partir de esa mayoría parlamentaria capacitada y comprometida con los valores de la democracia, podremos ponerle freno al despótico gobierno de Nicolás Maduro e iniciar la reconstrucción institucional de la República, con las acciones que hemos señalado anteriormente, comenzando con la revisión de las designaciones inconstitucionales antes señaladas.

Por Pedro Segundo Blanco

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