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Escasos días nos separan de un evento democrático en el que Latinoamérica tiene puestas sus esperanzas para que Venezuela cambie de rumbo. Las Primarias de Unidad medirán este próximo domingo 12 de febrero los liderazgos que cohesionados serán la opción para transformar la nación.
Este tema está claro, la gente sabe por quién va a votar y nosotros debemos seguir con el arduo compromiso de incentivar la participación en todas partes.
¿Por qué dejar el miedo? Porque los índices delictivos en Anzoátegui muestran que quienes más mueren a manos del hampa son los jóvenes; porque la falta de inversión en vialidad ha dado como resultado cientos y cientos de inocentes fallecidos en las carreteras de la entidad; porque las universidades carecen de infraestructura óptima y las escazas plazas de ayudantías para los estudiantes son entregadas según la afiliación que tengas en el PSUV; porque los hospitales están por el piso mientras el Gobierno almacena tanto Coque y Azufre que estamos enfermos; porque los gastos en publicidad del Ejecutivo Regional superan la cifra de dinero que necesita el Programa de Alimentación Escolar para sostenerse en toda nuestra geografía; porque las zonas rurales fueron dejadas en el olvido y el único empleo que se consigue está en las avenidas como buhoneros.
El ataque de miedo que por 13 años quiso ser implantado por un Poder Central omnipotente y rojo, será extirpado en detrimento del agrietado Anzoátegui, que amén de su explotación natural, nutre las estaciones de servicio de Cuba y no los bolsillos de los más necesitados.
No seamos cómplices del fraude electoral. El fraude está en nosotros, en nuestro subconsciente; en no salir a votar, en no expresarnos y querer que la nación cambie mientras vemos televisión o conversamos angustiados sobre cuál será el futuro que depara la revolución socialista.
Anzoátegui debe vencer la parálisis a la que hoy somos sometidos, y eso pasa por desarrollar nuestra manera de pensar, apostando a un estado más humano, en franco progreso económico y tranquilo.
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Los jóvenes de hoy, los de mañana, los que ya no son jóvenes, los que aún no están planificados y aquellos que soñaremos vendrán a la vida, agradecerán el gesto heroico de salir a expresarnos este 12 de febrero y demostrar a Venezuela que el miedo es una condición que decidimos vencer para caminar por la senda del futuro seguro.
¿Quién puede soportar tanta corrupción y abuso? El momento nos llama a reaccionar en masa, a dejar el pasado y el presente en su lugar porque el 12 de febrero es el futuro y hacia allá vamos todos. Veremos un país florecer desde las cenizas rojas de un Socialismo panfletario, que nos mintió y traicionó a todos los que crecimos viendo las cadenas del Presidente o quienes pensamos por un instante que esto podía volver al carril de la democracia.
Debemos votar con todas nuestras fuerzas. La nación corre peligro y nosotros con ella. Estamos obligados a salvar la dignidad de ser criollos en el acto de valentía más grande que Estado latinoamericano alguno haya hecho en mucho tiempo. El 12 de febrero marcará el antes y el después de lo que fue esperar y lo que será accionar en Unidad, confiados de que todos juntos saldremos adelante.
Por Ángel Arellano – @angelarellano