Repasando algunas lecturas viejas me topé con varios escritos de ilustres hijos del Edo. Anzoátegui, pude releer algunos textos de Julián Temístocles Maza, Tomás Ignacio Potentini, Nicanor Bolet Peraza, José Bernando Gómez, Blas Bruzual, Manuel Osti, Laureano Vallenilla Lanz y muchos más. Gracias a ello recordé la valía del talento que yace en nuestra sangre, refresqué en mi memoria el valor intelectual de los anzoatiguenses y de los orientales como tal, constaté nuevamente que somos un pueblo de hombres capaces y de pensadores de vieja data.
Además de ser todos hijos de esta tierra de mar altivo, arena cálida y de brisa temperamental, muchos de estos intelectuales que llevaron páginas completas de odas a la cultura y al intelecto, fueron extraordinarios periodistas, fueron personas que dedicaron su vida a la filosofía y a pensar en cómo construir desde sus humildes trincheras la Venezuela que todos soñamos.
Estos pro-hombres de aquella Venezuela del siglo XIX y de principios del siglo XX dejaron una huella imborrable en nuestra formación como pueblo; pensadores y escritores como Miguel Otero Silva y Domingo Maza Zavala, son muestras de esa esencia e intelectualidad que debemos rescatar y fomentar entre las nuevas generaciones.
Quisiera en este escrito sumar el nombre de un gran político, periodista, profesor e historiador, quisiera ingresar a la lista a un hombre que fue ejemplo para generaciones y que tuve el gusto de conocer e interactuar con él, en aquella faceta de entrevistador que desempeñé en mis mozos días de reportero, como fue Don Víctor Gil, otro de esos pensadores que han marcado con su paso por esta vida terrenal un legado que va más allá de lo material y se centra en esa demostración de vida pulcra y compleja.
El profesor Víctor Gil, al igual que innumerables poetas, historiadores, filósofos, periodistas, políticos e historiadores, engrosan los listados de los herederos de aquellos forjadores de nacionalidad que fundaron nuestros pueblos, son quienes asumieron el rol de relevo en la carrera de resistencia de la cultura de la patria y son aquellos que deben ser reivindicados por las nuevas generaciones, éstas que tienen que tomar el testigo y adelantar las acciones de consolidar nuestra identidad local y regional, así como nacional.
Muchos dicen que las ideologías murieron, algunos aseveran que las tendencias del pensamiento político y social fenecieron, pero sostener estos criterios es como admitir que el pensamiento y la intelectualidad del mundo ya no existen y que la moda y lo superfluo se ha apoderado por completo de la mente humana. En lo personal me niego a admitir semejante barbaridad y más cuando repasamos la grandeza que llegaron a poseer anzoatiguenses que demostraron con ahínco e inteligencia su capacidad y que contribuyeron a engrandecer a Venezuela.
¡Fuertes a locha al pensamiento voy!
Por: José Dionisio Solórzano / @jdsolorzano