Los antidepresivos son medicamentos que pueden ser utilizados para tratar una amplia gama de patologías, dentro de las más comunes se encuentran las depresiones unipolares y los trastornos afectivos; asimismo, son eficaces para mejorar crisis de ansiedad generalizada, trastorno obsesivo-compulsivo, dolor crónico y otros procesos en los que los síntomas no responden a la terapia suministrada.
El dolor puede ser uno de los síntomas de la depresión, causante en muchas ocasiones de que no se logre la remisión total en pacientes con esta condición. La relación existente entre estas dos patologías radica en que comparten sustratos neuroquímicos como serotonina, noradrenalina y dopamina. Por esta razón, las personas que sufren de algún dolor también pueden llegar a padecer depresión y viceversa; debido a la estrecha relación tanto biológica como clínica presente entre ambas”.
En relación con el dolor neuropático, causado por una lesión o disfunción del sistema nervioso, el Dr. Juan Gibert, Catedrático de Farmacología de la Universidad de Cádiz señala que: “la efectividad de los antidepresivos de acción dual sobre este tipo de afección se debe a que funcionan tanto sobre las vías ascendentes como descendentes, hacia el asta dorsal de la médula, reguladora del dolor y al sistema límbico, encargado de controlar las emociones. Además, generan un aumento de serotonina y noradrenalina, sustancias que ayudan a controlar el mismo”
Según la Encuesta Mundial de la Salud, la depresión agrava trastornos como la angina de pecho y la artritis, pero en la mayoría de los casos nunca llega a diagnosticarse. De igual forma, señala que en el 2002 la morbilidad a causa de este trastorno alcanzó 4,5 % de la población a escala mundial, además de que las personas que están expuestas a un dolor crónico y a depresión asociada grave, son más propensas a atentar en contra de su vida. Esto puede controlarse recetándole al paciente los medicamentos adecuados que lo ayudarán a superar dolencias neuropáticas u oncológicas.
En relación con las mujeres que sufren de altibajos anímicos durante el embarazo, el Dr. Gibert señala que “ante una depresión grave recomendaría la terapia electroconvulsiva con nuevos equipos diseñados para este fin. De lo contrario, pueden utilizarse antidepresivos no teratogénicos y evitar las benzodiacepinas”.
Para finalizar, recalcó que: “la administración de antidepresivos no constituye un problema, siempre y cuándo se sigan las pautas terapéuticas adecuadas, tanto para iniciar el tratamiento como para concluirlo”.
[Fuente: Prensa Burson Marsteller]