“Análisis de una imagen electoral” por José Dionisio Solórzano

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¿Será coincidencia que un número considerable de líderes de oposición que emergieron de las primarias en las ciudades más urbanas e importantes del país poseen características similares y códigos de conducta parecidos?, ¿será mera casualidad que los discursos más ambiguos y de poca definición política y social fueron los que causaron más receptibilidad en el elector venezolano de las zonas urbanas-metropolitanas?, ¿lucirá descabellado afirmar que el elector urbano promedio venezolano cansado de la diatriba política tradicional, optó por representantes modernos de lo que otrora fue la anti-política y que hoy es la política 2.0 del siglo XXI?.

Estas interrogantes cada vez son más pertinentes cuando se efectúa un análisis detenido de los perfiles de los líderes que nacieron al calor de las primarias de la alternativa democrática venezolana y del parto histórico de una generación política nueva, donde Henrique Capriles y Leopoldo López son mentores y parteros principales.

Si hacemos un paseo por el área metropolitana de Caracas observamos que todos los candidatos que vencieron el pasado 12 de febrero, con la sola excepción de Ismael García (caso que amerita otro artículo), poseen una imagen parecida, entre ellos: Juan Carlos Caldera, David Uzcátegui, Ramón Muchacho y José Manuel Hernández (fallecido lastimosamente luego de las primarias), si los comparamos con la proyección comunicacional personal de los abanderados unitarios de la zona Norte de Anzoátegui: Carlos Andrés Michelangeli, Gustavo Marcano, Marcos Figueroa e Isrrael Caraballo, todos presentan características símiles a la imagen del líder nacional opositor Henrique Capriles Randoski.

Ahora bien deben entenderse esto como una inclinación del electorado venezolano hacia un refrescamiento de la política con dirigentes que respondan a unos cánones puntuales de imagen, esto quiere decir, que el elector promedio venezolano está seleccionando como candidatos o mandatarios a los aspirantes que más parecidos o cerca estén del perfil deseado de: Juventud, cordialidad, poca profundidad discursiva, y con una imagen de renovador de clase media.

No es coincidencia, ni menos casualidad que muchos de los actuales líderes de la oposición, escogidos por la manifestación democrática de las bases de la llamada Mesa de la Unidad, posean características muy similares, porque como bien sabemos las sociedades suelen moverse en diferentes direcciones políticas cada cierto tiempo, el proceso de movilidad social no es completamente lineal.

Venezuela está tomando un rumbo en su concepción política muy distinta al período que califico como la república civil (1958-1998) y diametralmente opuesta a la “revolución”. Nace una era, nace un tiempo distinto, veremos quien se adapta a esta transformación.

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Por José Dionisio Solórzano

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