El embarazo de jóvenes menores de 18 años no sólo no ha disminuido en América Latina sino que ha registrado un aumento en los últimos años. Esto coloca a la región como la segunda con más maternidad infantil, después de África.
Esta es la conclusión del informe global que este miércoles publicó el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).
El motivo por el que cada vez hay más embarazos en adolescentes en la región se debe -según la directora para Latinoamérica y el Caribe del UNFPA Marcela Suazo- a la pobreza, la desigualdad de género, la discriminación, la falta de acceso a los servicios y al concepto social que se tiene de las niñas y mujeres.
El estudio global se hizo con los datos recogidos de 54 países a partir de dos conjuntos de encuestas realizadas entre 1990 y 2008 y 1997 y 2011 respectivamente.
En ellas se muestra que en términos generales hubo una disminución en el porcentaje de mujeres que tuvieron un parto antes de los 15 años. Una tendencia que no se replicó en Latinoamérica, donde se prevé que estos embarazos sigan incrementándose levemente hasta el 2030.
«Creo que es muy importante reconocer que son múltiples las causas que pueden contribuir a un embarazo adolescente, aunque hay cuatro claramente definidas», le explica Suazo a BBC Mundo. «El nivel de ingresos, la falta de acceso a la educación, la diferencia en el acceso a los servicios en las áreas rurales respecto a las urbanas y la relación del embarazo entre indígenas afro descendientes y las no afro descendientes».
El informe indica que hay más embarazos en niñas adolescentes en el percentil más pobre de la población. Además, «hay muchísimas menos posibilidades de tener un embarazo adolescente si las niñas se mantienen en la escolaridad», señala Suazo.
Alta mortalidad materna
En el estudio que se hizo en 850.000 mujeres de la región, se puso en evidencia cómo las madres menores de 16 años tienen cuatro veces más riesgos de morir que una mujer mayor de 20 años.
Esto, según los expertos, se debe a que con frecuencia el cuerpo de una adolescente no está biológicamente preparado para asumir un período de gestación. Lo que puede traer complicaciones en el embarazo.
Además de registrar un alto índice de mortalidad materna, estas jóvenes son más propensas a desarrollar fístula obstétrica y a contraer enfermedades de transmisión sexual, pues el hecho de que se produzca un embarazo a una edad temprana también es un indicativo de que se practica sexo sin protección.
«Los problemas de salud son más probables si la niña queda embarazada en los dos años posteriores a la menarquia (cuando ocurre la primera menstruación de la mujer) o cuando su pelvis y canal de parto todavía está en crecimiento», se lee en el informe de la ONU Maternidad en la niñez, enfrentar los retos del embarazo en adolescentes.
La razón por la cual se produce fístula obstétrica en madres primerizas adolescentes es porque son particularmente vulnerables a un trabajo de parto largo y obstruido, especialmente si no hay posibilidad de practicar una cesárea.
Esta enfermedad es debilitante y en la mayoría de los casos causa incontinencia en la mujer. Se estima entre dos millones y 3,5 millones de mujeres y niñas con esta enfermedad viven en países en desarrollo.
Otro de los riesgos a los que se puede enfrentar una adolescente embarazada es someterse a abortos por personas que no están capacitadas o que se realizan en un entorno en el que no existen las condiciones médicas mínimas.
Abortos inseguros
El informe estima que cada año se practican más de tres millones de abortos inseguros a adolescentes de entre 15 y 19 años en países en desarrollo.
El UNFPA quiso saber si los embarazos eran planificados. «Y lo que vimos en nuestra región, a diferencia de otras, es que cerca de la mitad son consentidos».
Lo que por otro lado indica que casi el 50% de las jóvenes adolescentes no pudieron ejercer su derecho a evitar quedar embarazadas y quizás a rechazar mantener relaciones sexuales.
«Si no logramos cambiar el contexto social de cómo enfocamos las acciones, no sólo hacia las niñas, sino también hacia los niños, hacia el sector educativo y hacia la política para poder reducir la discriminación y asegurarnos de que la sociedad se preocupe en conjunto y se ocupe del embarazo adolescente, no podremos cambiar la situación», advierte Suazo.
Otro aspecto interesante en el estudio fue que en la región muchas jóvenes decidieron tener hijos como una manera de obtener un cambio en el estatus social.
«Al no tener otra forma de tener un espacio en su contexto social, la posibilidad de ser madre les ofrece una cierta oportunidad», explica Suazo.
Sin embargo, son muy pocas las historias de éxito. En la mayoría de las entrevistas, muchas adolescentes confesaron que se quedaron embarazadas pensando en que ello les daría una estabilidad, un plan de vida, una pareja, pero en la mayoría de los casos el compañero desapareció, al igual que la posibilidad de continuar con una educación que le ofreciera la posibilidad de cambiar su vida.
La directora para Latinoamérica y el Caribe del UNFPA recordó que América Latina es una de las regiones más desiguales del mundo.
«Todavía no ha logrado romper su brecha de desigualdad y ello se refleja en las diferentes oportunidades que tienen las niñas y los niños para acceder no sólo a la educación y los servicios, sino a la posibilidades de desarrollarse en su pleno potencial y poder incorporarse a la vida productiva de los países».
El informe pone como ejemplo a Brasil, que podría tener una mayor productividad, equivalente a US$3.500 millones, si las niñas adolescentes de ese país postergaran el embarazo hasta los veinte años.
[Fuente: bbc.co.uk]