La lactancia materna podría proteger contra la tartamudez persistente, tal y como ha evidenciado una investigación realizada por la Universidad de Illinois (Estados Unidos) y publicada en la revista ‘Journal of Communication Disorders’.
Así, y tras realizar seguimiento a 47 menores que comenzaron a tartamudear desde muy temprana edad, los expertos han constatado que aquellos que fueron amamantados en sus primeros años de vida tenían más probabilidades de volver a hablar con fluidez.
Por ello, sostienen que existe «una asociación» entre ambos aspectos, sobre todo cuanto mayor fue el tiempo de lactancia materna. De hecho, los que recibieron el pecho de sus madres por un tiempo superior a sus primeros doce meses «tenían una sexta parte de probabilidades de continuar su tartamudez en el futuro».
Este trabajo, que ha estado liderado por los expertos de este centro académico norteamericano, los doctores Nicoline Ambrosio y Jamie Mahurin-Smith, no encontraron, sin embargo, evidencia de que los ingresos o la educación materna tuvieron influencia alguna sobre la tartamudez.
De esta manera lo expresan tras haber entrevistado a las madres de los menores acerca de si amamantaron o no a sus hijos y de otros parámetros. Para Mahurin-Smith, los hallazgos obtenidos «podrían mejorar la comprensión de la tartamudez persistente y de su recuperación».
En cuanto a la explicación a este fenómeno, el experto señala que los ácidos grasos esenciales que se encuentran en la leche materna, y que a menudo faltan en las fórmulas infantiles, «pueden explicar esta asociación con un mejor desarrollo del cerebro y el lenguaje».
EFE.-