A partir de ciertas edades, al cuerpo le cuesta más quemar calorías como antaño lo hacía: es un proceso totalmente normal, dado que nuestro metabolismo envejece y se ve más dañado por llevar una vida sedentaria y/o una dieta poco sana.
Pero cambiando un poco los hábitos en la mesa y los alimentos que tomamos a diario es posible seguir quemando calorías después de los 40 años de edad.
El alga fucus, tomada en infusiones o bien en cápsulas, constituye una buena forma para atenuar la desaceleración del metabolismo a partir de ciertas edades (gracias a su aporte en yodo principalmente), y a la vez, ayuda a luchar contra el estreñimiento, trastorno provocado muchas veces por un metabolismo lento.
El té verde, por otra parte, es una bebida que, tomada tres veces por día, se ha demostrado que incrementa la quema de calorías y el gasto energético pasivo (las calorías quemadas mientras no se realiza ejercicio físico).
Después de los 40: verduras, hortalizas y avenas
Tanto la verdura como las hortalizas tienen poquísimas calorías, pero a la vez, nutrientes esenciales y una capacidad saciante importante. Recomendamos tomarlas frías para que así el cuerpo se vea obligado a quemar unas pocas calorías extras, las que se necesitan para acondicionar la temperatura de alimentos fríos cuando entran en nuestro cuerpo (el cual está a unos 37 grados).
El salvado de avena no te ayudará por sí solo a quemar calorías pasados los 40, pero sí regulará correctamente el metabolismo; puedes tomarlo mezclado con el yogur o combinado con fruta.
Trucos para quemar calorías después de los 40
Además de los alimentos ya citados, dispones de más opciones para perder peso o, como mínimo, no engordar más.
El primer consejo es el de realizar cinco comidas al día, consumiendo las tres principales más un tentempié a media mañana y la merienda; esto se hace con la idea de comer menos alimento pero de forma más seguida, obligando al cuerpo a quemar algunas calorías extras cada vez que debe realizar la digestión.
Una segunda recomendación es ingerir líquidos de forma abundante (dos litros diarios son suficientes), para ayudar a eliminar la sensación de hambre, además de mantenernos hidratados todo el día.
Por último, realizar un ejercicio físico moderado pero continuo después de los cuarenta años de edad es indispensable para seguir manteniendo la figura; no se trata de desgastarse, sino de crear un hábito deportivo con el que ponerte en forma y quemar una parte importante de calorías consumidas: caminar todos los días 50 minutos de manera intensa puede ser suficiente.