Un día como el de hoy, pero de 1876, Alexander Graham Bell realizó la primera llamada telefónica de la historia. Fue un momento sumamente relevante y dejó una importante huella en la historia de la humanidad, sin duda alguna.
Sin embargo, existe una fuerte controversia en cuanto a quién inventó el teléfono realmente, ¿fue G. Bell con la ayuda de Thomas Watson? ¿Elisha Grey? ¿Antonio Meucci? A 138 años de la primera llamada telefónica de la historia, hoy quiero invitarte a que dediquemos un pequeño momento para intentar averiguarlo.
10 de marzo de 1876: “Sr. Watson, venga aquí”
Antes de entrar en cuestiones de fechas y la complejidad de las patentes, el hecho de que la primer llamada telefónica de la historia la realizó Alexander Graham Bell, el 10 de marzo de 1876, es algo innegable. Aquel momento histórico tuvo a la ciudad de Boston como escenario y al científico e inventor escocés G. Bell, junto a su asistente, el estadounidense Thomas A. Watson (quien realizó grandes contribuciones al desarrollo de este invento), como protagonistas.
Bell parecía destinado a este suceso, desde joven mostró un enorme interés en el estudio de la naturaleza del sonido, se crió en el seno de una familia de instructores del habla y su esposa siempre tuvo problemas auditivos. Según sus escritos, durante 1875 trabajó duramente en un dispositivo capaz de enviar señales telegráficas sobre un cable utilizando armónicos y transmitirlas, con el cual pudo oír pequeñas vibraciones sonoras. Desde entonces, Bell se dedicó a buscar la forma en que este dispositivo pudiese transmitir los sonidos de la voz humana.
En el diario de Bell, en la página del día 10 de marzo de 1876, él escribió lo siguiente:
Entonces le grité en la M [Mouthpiece o boquilla, en donde se emitía la señal] la siguiente frase: «Sr. Watson, venga aquí, quiero verle.» Para mí alegría, el vino y declaró que me había escuchado, que había entendido lo que le había dicho.
Le pedí que repitiera las palabras. Él respondió: «Usted dijo Sr. Watson, venga aquí, quiero verle». Luego cambiamos lugares y yo escuchaba a S [Speaker, altavoz] mientras que el Sr. Watson leyó algunos pasajes de un libro en M. Era cierto que los sonidos articulados procedían de S. El efecto era ruidoso, pero indistinto y amortiguado.
Curiosamente, en el diario de Watson, el asistente señala que aquel día escuchó a Bell decir “Sr. Watson, venga aquí, lo quiero.” Por supuesto que este es un dato menor y aunque también da garantías, puesto que figura como un suceso del 10 de marzo de 1876, no tiene comparación con la gran controversia sobre quién inventó el teléfono realmente.
Elisha Grey y el soborno de Bell
(Comparación de la ilustración del teléfono en los diarios de Alexander Graham Bell y la solicitud de patente de Elisha Gray en la cual se evidencia claramente el plagio.)
Existen registros históricos de que Elisha Grey, contemporáneo a Bell y también inventor, trabajaba en un invento similar a este y en una amplia bibliografía en la que se presentan estudios sobre la época y la historia de la invención del teléfono, se señala que Bell no solo robó ideas a Grey, sino que además habría sobornado al inspector de patentes encargado del registro de las creaciones y escritos de Grey para que él pudiera echarle un vistazo.
Bell era un hombre adinerado, poderoso y según varios escritos, codicioso. Grey intentó ajusticiar el caso de las patentes, pero contando Bell con la defensa de los más importantes y prestigiosos abogados de la época, logró salirse con la suya. La disputa con Grey por las patentes y los derechos de autor no fue la única en el historial de Bell, algo muy similar ocurrió con el telégrafo, el automóvil, el avión, la hoja de cálculo y otras versiones patentadas por el escocés.
El árduo trabajo de numerosos investigadores e historiadores a lo largo de los años, permitió esclarecer la verdad sobre la historia de la invención del teléfono, declarando al italiano Antonio Meucci como el inventor del teléfono y el verdadero padre de la comunicación.
Antonio Meucci, el verdadero inventor del teléfono
La justicia tarda, pero llega. Después de años de investigación, finalmente se comprobó que además de las sucias jugadas de Bell con Grey, el codicioso escocés también había tenido acceso a los materiales de Antonio Meucci, un inventor inmigrante de origen italiano, 16 años antes de patentar el teléfono como su invento.
Meucci había creado un dispositivo básico con características muy similares en 1860 y lo llamó el teletrófono, una suerte de telégrafo parlante. En 1830, Meucci se encontraba de viaje en Cuba y mientras trabajaba en métodos para el tratamiento de enfermedades con descargas eléctricas, notó que los sonidos pueden viajar por los impulsos eléctricos a través de cable de cobre, dejando registros al respecto. Reconociendo el potencial hallazgo, se trasladó a Staten Island, cerca de Nueva York, en 1850, con el fin de desarrollar sus ideas y trabajar en la creación de un dispositivo que lo plasmara.
La tragedia, las penurias económicas y una adaptación fallida a las tierras norteamericanas, acabaron por dejar a Meucci en la ruina. En 1871, después de un gran esfuerzo, presentó un escrito renovable de un año para una patente inminente con la cual registrar su creación por USD 250. Sin embargo, tres años después, el italiano no tenía ni los USD 10 necesarios para renovar su derecho a la futura y prometida patente.
Poco después envió un modelo y detalles técnicos a la compañía de telégrafos Western Union, pero no logró siquiera un encuentro. Como si fuera poco, en 1874 se le informó que sus materiales no le serían devueltos ya que se habían extraviado. Dos años más tarde, milagrosamente, Bell patentó el primer teléfono y firmó un acuerdo económico con… Western Union. Hoy sabemos que el verdadero inventor del teléfono fue el pobre Meucci.
Una historia tan interesante como injusta que por momentos, roza quizá con otra de las historias más controvertidas y enredadas de las ciencias y la tecnología, como la de Edison y Tesla. ¿Qué opinas al respecto?
[Fuente: ojocientifico.com]