Albert Subirats: atleta venezolano en las Olimpiadas Londres 2012

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Ser campeón mundial o alcanzar el oro en unos Juegos Panamericanos es suficiente para que muchos atletas se sientan satisfechos con su carrera deportiva. Sin embargo, para el nadador Albert Subirats aún faltan cosas por hacer como “alcanzar una medalla olímpica, la necesito, es mi obsesión, representa millones de horas de trabajo, de estar alejado de mi familia, pero quiero la medalla para Venezuela no para mí. El país se merece una alegría como esa, estoy en deuda”.

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El tritón carabobeño subió a lo más alto del podio de los 50 metros mariposa en el Mundial de Piscina Corta, en Dubái, el 18 de diciembre de 2010. Luego de atravesar por el peor momento de su carrera deportiva y con un hombro lesionado se adjudicó la dorada en los Juegos Panamericanos Guadalajara 2011, en los 100 mts mariposa con tiempo de 52.37 segundos, a una centésima de la marca “A” para Londres 2012, que fue suficiente para que meses más tardes recibiera la invitación de la Federación Internacional de Natación (FINA).

Ahora, con 25 años de edad y una carrera de 20, asistirá a sus terceras olimpíadas, ya que estuvo presente en Atenas 2004 y Beijing 2008, pero con la diferencia que “quiero lograr algo grande para mi país y en este momento siento que Londres es la última gran oportunidad que me va a dar la natación, por eso tengo que aprovecharla al máximo”.

Precisamente el pasado miércoles 27 de junio Subirats –clasificado 66 de Venezuela y 13 de Carabobo a los JJ.OO.- partió desde Maiquetía hacia Granada, España, junto al coach Moreno, su compañero de equipo Daniele Tirabassi y el sparring Jesús Casanova. Allí se unirán junto al resto de la selección nacional que estará preparándose en el Centro de Alto Rendimiento de Sierra Nevada (CAR), hasta el 22 de julio cuando suban a Barcelona y el 29 a Londres.

Sobre la preparación que está haciendo dijo “es diferente a las realizadas para otras competencias, pero muy cercana a lo que fue para Dubái”.

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Albert Subirats en los 50 metros mariposa gano el oro.
Fotos Gil Montano
Barinas 171207

Problemas respiratorios lo llevaron al agua

Subirats, nacido en Valencia, Venezuela, el 25 de septiembre de 1986, vivió “una infancia muy bonita, alegre y deportiva. Nací en un hogar extremadamente deportivo y unido. Soy un afortunado por nacer en la familia en que nací. Mis padres han sacrificado todo por mí, han sido un apoyo en los momentos buenos y malos, sin lugar a dudas no estaría aquí si no fuese por ellos”.

Sobre cómo inició en la natación, Subirats explicó que “yo comencé por problemas de asma, me costaba correr y me llevaron a un médico que recomendó que comenzara en la natación; como éramos socios del Hogar Hispano fue al lugar que me llevaron. Al principio no me gustaba, porque quería hacer otras cosas como hablar con mis compañeros, pero no lo podía hacer dentro del agua, pero al mismo empecé a darme cuenta que tenía cierta facilidad para nadar y un grupo de compañeros muy bonitos en el club; entonces me fui enamorando poco a poco del deporte”.

Entrenadores como Eduardo Osorio, Carlos Izaguirre y Víctor Mendoza guiaron las primeras brazadas del tritón, pero fue Luis Moreno, quien finalmente lo convirtió en un nadador de primera línea. “Con Luis comencé a ver la natación diferente y estaba más claro en lo que quería y a soñar en representar a Venezuela en unos juegos olímpicos. Al pasar el tiempo logré esa meta y se fue transformando en algo más grande hasta el día de hoy”.

Muchos atletas no recuerdan cuando la natación se convirtió en su vida, pero Subirats sí. “A los 10 años cuando vi a mis padres levantarse temprano para ver a Francisco Sánchez en las finales de Atlanta, para mí fue un momento clave y dije: yo quiero que mis padres algún día se sientan tan orgullosos de mi como lo estoy viendo ahorita… desde ese momento cambió mi manera de ver la natación”.

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Sacrificios durante 10 años

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Sin duda que la natación es una de las disciplinas más exigentes, sobre todo cuando llegas a tomarla con tanta seriedad. Subirats aclaró que en sus primeros años nunca vio al deporte como un estilo de vida, pero ahora se convirtió en su pasión.

“La natación es un deporte a muy largo plazo con muchos altos y bajos. Hay momentos en que uno se estanca y tarda mucho en bajar los tiempos y nunca sabes hasta dónde va a llegar. Durante varias etapas de mi carrera fui un diferente nadador, al principio era de distancia, luego pasé a ser espaldista, volví a ser librista, hasta que en el 2002 me convertí en mariposista, pero fue en el 2005 que comencé a sentir que tenía suficiente para llegar a la élite”.

Apuntó que “ha sido una trayectoria muy larga, con muchos cambios y sacrificios, de estar lejos de tu familia, tus amigos, tu país –casi 10 años- con momentos de dudas, pero si uno lo quiere lo consigues y más teniendo gente al lado como las que he conseguido (…) Hay un pedazo de mi adolescencia que no existió debido a este sueño de lograr algo por mi país en unos Juegos Olímpicos, pero no me arrepiento porque es mucho más grande la recompensa”.

A pesar de todo el esfuerzo realizado y todo el sacrificio que ha implicado ser un nadador, el tritón sigue enamorado del agua y aseguró que “una de mis metas una vez retirado de la natación es seguir apoyando al deporte, quisiera enseñar a los niños y que no haya un sólo nadador bueno sino muchos”.

Deporte y familia, principales educadores

Cada aspecto de la vida deja enseñanzas que te alimentan como persona, es por ello que el deporte y la familia resultan pilares fundamentales en la educación de los atletas.

Subirats nunca ha dejado dudas que su formación familiar ha sido muy importante en su carrera deportiva. “Padres, entrenador y nadador es un triángulo que si alguno falla es muy difícil llegar”.

Los padres del “tritón” siempre estuvieron a su lado, pero “en ningún momento hubo presión, su idea no era tener un hijo campeón mundial ni medallista olímpico, simplemente ellos quería un hijo sano que practicara deporte, pero que fuera disciplinado en lo que decidiera practicar (…) Uno de los valores más importante que me inculcó mi papá fue el respeto y la humildad”.

Estas enseñanzas han sido reforzadas por el deporte, ya que “la natación me ha inculcado disciplina, respeto, constancia, humildad y motivación, todo eso es básico”.

Agregó que “creo en el esfuerzo honesto, sí al final del día mi esfuerzo en la piscina fue al cien por ciento, me voy espiritualmente tranquilo”.

¿Cómo es un día de Albert Subirats?

– Me levanto a las 4 y 30 de la mañana, entreno de 5 a 8 de la mañana en la piscina, luego me toca gimnasio. Después descanso un poco, almuerzo algo siempre pendiente de qué puedo o no comer y a qué hora hacerlo, vuelvo a la piscina a las 2 de la tarde, trabajo física hasta las 3 y piscina hasta las 5 de la tarde; posteriormente por mi cuenta me gusta hacer algo de trote o volver al gimnasio. Al final regreso a la casa a descansar.

Además de todo esto, actualmente se encuentra dando clases de natación en Arizona, porque “necesito hacer algo además de entrenar”.

A pesar de llevar una rutina estricta “El Tornado” aseguró que “soy una persona de 25 años normal, aunque hay muchas cosas que no puedo hacer por mi carrera, pero disfruto mucho del cine, de salir con mi novia y mis amigos, pescar, ir a la playa, aunque en realidad soy muy casero”. En lo que sí enfatizó es en que “soy muy apegado a mi familia, porque es algo que no puedo disfrutar todos los días”.

Prensa Carabobo

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