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EEUU hizo un llamado a protegerse ante una posible catástrofe el próximo año provocada por una tormenta solar que desde 1989 -cuando en Canadá, un astrónomo aficionado observó una inmensa bola de fuego que sobresalía del sol-, no ha ocurrido.
Lo anterior alimenta más a los crédulos respecto a la teoría de un apocalipsis, pero Mauricio-José Schwarz, del Círculo Escéptico de España, aclaró a Publimetro que “una tormenta solar sólo es un misterio para los loquitos, no para los que se dedican a estudiar el funcionamiento del sol”.
Y agregó que “la actitud de los orates es como si decidiéramos poner extintores en una fábrica y una página web diciendo que habrá un incendio que los matará a todos”.
Por su parte, Javier Espínola, de la Asociación de Escépticos de Chile, es igualmente crítico: “Alarmar a la población por algo que tiene una probabilidad muy baja de ocurrir es una exageración, y probablemente responda a otras causas”.
¿Cuáles serían estas causas? “Generalmente en períodos de recesión económica se recurre a este tipo de ‘advertencias’ disfrazadas de buenas intenciones para atemorizar a la población (política de shock) y fomentar el consumo”.
Pese a que ni los nacionales ni los europeos creen en la veracidad de la catástrofe advertida por EEUU, vale la pena reseñar las consecuencias reales si un evento de esta magnitud ocurriera.
De acuerdo al experto, que la actividad solar llegue a su máximo “aumenta la probabilidad de que ocurran eventos como: erupciones solares, tormentas de radiación y eyecciones de masa coronal. Esta última sí podría revestir cierto cuidado, dado que si por azar se libera masa coronal en dirección a la Tierra podría efectivamente dañar los satélites, alterar las comunicaciones y afectar a las personas”, indicó Espínola.
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