La organización de países exportadores de petróleo, mejor conocida como OPEP por sus siglas de alta relevancia para la economía internacional, coloca sus indicadores en alarma frente a la comercialización del barril de crudo en el mercado global, y es esta organización particularmente, más allá de otros estándares la que lidera bajo el impulso de las principales naciones la negociación de un producto que la sociedad moderna requiere en cantidades interminables.
El precio del petróleo está en caída libre. El barril de Brent, el crudo de referencia en Europa, ha pasado de costar 115 dólares a mediados de junio a los cerca de 84 dólares a los que cotiza este miércoles, es decir, más del 26% de bajada. El West Texas, la variedad de referencia para Estados Unidos, ronda los 82 dólares. La banda de precios de ambos productos es la más baja desde 2010. Los motivos del desplome son varios, y van desde las nuevas técnicas de extracción que elevan la producción (como la fractura hidráulica), a las recientes exportaciones de EE UU o la mayor oferta desde países como Libia e Irak.
Aquellos países con gran dependencia energética serán, en principio, los principales beneficiados de unas facturas entre el 20% y el 30% más baratas. No es cuestión de qué países consumen más, sino cuáles se ven obligados a importar más barriles y, por tanto, a pagarlo a precios más caros.
Los 11 países de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) producen cerca del 40% del crudo del mundo. Arabia Saudí produce 11,5 millones de barriles al día. Irán 3,5 millones. Nigeria, 2,3 millones… La inmensa mayoría va a la exportación y ahora será menos rentable. Además de la OPEP, Rusia es otro de los grandes jugadores del mundo: produce más de 10 millones de barriles al día. Pese a la reducción de precios, de momento, los exportadores tradicionales no han aplicado recortes en la producción para aumentar los precios y parecen apostar por mantener cuotas de mercado.
Un ejemplo es el venezolano, la primera importación de petróleo en la historia de Venezuela desde Argelia, se convirtió en una operación que busca reducir los costos de Petróleos de Venezuela. El tanquero de gran capacidad (VLCC) Carabobo, operado por una asociación de Pdvsa y Petrochina, fue cargado con unos 2 millones de barriles, Venezuela lo usará para diluir el crudo extra pesado de la Faja Petrolífera del Orinoco reemplazando la nafta que ha estado comprando en los últimos años.
El gigante ruso Gazprom estima que el petróleo cotizará entre 70 y 75 dólares por barril en los próximos meses, actuando en sintonía de la desaceleración económica global. El reino saudita, el mayor productor de la OPEP, está dispuesto a aceptar que el valor del petróleo esté por debajo de 90 dólares por barril, y tal vez hasta de 80 dólares, por un año o dos. Los sauditas ahora parecen estar apostando a que un período de precios más bajos, que podría golpear las finanzas de algunos miembros de la OPEP, será necesario para allanar el camino a mayores ingresos en el mediano plazo, frenando nuevas inversiones y aumentos en la oferta de lugares como las formaciones de esquisto en Estados Unidos o en aguas ultra profundas
El mercado parece haberse rendido. Importantes umbrales técnicos fueron cruzados en las últimas semanas y todo lleva a creer que la caída (de los precios del petróleo) no está cerca de detenerse a menos que haya una acción rápida de la OPEP en su próxima reunión en Viena.
Por Daniel Merchán M