Ninguna familia puede vivir hoy con un sueldo mensual de dos mil bolívares y una inflación del 30%. Hay que hacer malabarismo económico y encomendarse a la Virgen del Valle para estirar esos cuatro reales de manera que cubran el transporte, los uniformes de los 3 muchachos, pago de agua, luz, alquiler, el celular y se acabó. La comida hay que redondeárselas por otro lado. Algún familiar en mejor situación echa sangre y complementa lo poquito que ha quedado.
Esa es la realidad que viven hoy millones de venezolanos. Los altos niveles de pobreza crítica se han multiplicado como el arroz “picao” y no se pueden ocultar, están allí, a la vista de todos, en los barrios y en las calles de nuestras principales ciudades. Por más que lo niegue el señor presidente de la Republica, y por más que maquillen las cifras, no hay manera de esconder la realidad. Y más grave aún, mucha gente se acuesta sin comer.
Pero en esta breve columna vamos a referirnos al policía neoespartano, a ese que trabaja en Inepol y tiene que conformarse con un salario miserable de dos mil bolívares mensuales, que el gobernador Morel Rodríguez trata de complementar con la Cesta Alimentaria, el programa de medicina preventiva Tren de la Salud, pólizas HCM para el agente y sus familiares, becas estudiantiles, bonos navideños y toda una serie de beneficios, que ayudan a paliar la situación.
Morel sabe que nadie vive con dos mil bolívares y de alguna manera se solidariza con el reclamo. “Cuando me envíen los recursos del nivel central me comprometo aumentar el salario de ustedes, pero tengan paciencia”, dijo el gobernador a un centenar de policías durante la entrega de diez vehículos para reforzar el patrullaje. Poco después denunció que factores del PSUV, tratan de implosionar a Inepol aprovechando el descontento.
Lo que Morel no dijo, por prudencia quizás, es que la inmensa renta petrolera no es suficiente porque hay que pagar bonos a los empleados públicos de Nicaragua, la nómina de Cuba en su totalidad, hay que darle a Bolivia, a Ecuador, Uruguay, Argentina y comprar mucho armamento. Así a nadie le alcanza. Quienes despilfarran nuestras riquezas son los verdaderos responsables de la pobreza.
A esos traidores hay que reclamarles los bajo0s salarios que devengan nuestros policías y los trabajadores en general.
Por: Alirio Bolívar