En su informe anual sobre las perspectivas de crecimiento económico en América Latina, el Banco Mundial (BM) destacó el positivo desempeño de la región en la última década, de muchas maneras impulsado por la relación comercial de varios países con China y, en algunos casos, el fortalecimiento de sus instituciones y disciplina macroeconómica.
No obstante, América Latina está en el umbral de un nuevo ciclo económico en el cual se enfrentará una desaceleración del crecimiento y un posible impacto de la crisis financiera en Europa.
Los vínculos con China seguirán siendo importantes, pero no de la manera en que fueron durante los últimos diez años de desarrollo sin precedentes. Esa relación tendrá que revaluarse y modelos diferentes de intercambio comercial tendrán que aplicarse con el gigante asiático.
Desaceleración
"La región latinoamericana, en promedio, ha tenido una década bastante exitosa…casi brillante", afirmó Augusto de la Torre, el economista en jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, al inicio de su informe.
Estuvo caracterizada por un crecimiento por encima del promedio de países de mediano ingreso y con una notable reducción de la pobreza y la desigualdad de los ingresos.
Pero, según el Banco, esa tasa de crecimiento se está nivelando y dando paso a lo que llama "una etapa de maduración" de la dinámica de crecimiento que implica tasas menores.
Se prevé que después de registrar un crecimiento de aproximadamente 6% en 2010, para 2011 será de entre 3,5% y 4, 5%.
Más bajo, definitivamente, pero mucho mejor que lo vaticinado para los países desarrollados de la Unión Europea (UE) y Estados Unidos que se colocan en 1,5%. según el reciente informe del Fondo Monetario Internacional.
Las crisis económicas de la UE y EE.UU. llenan de incertidumbre las perspectivas de América Latina y los países de la región tendrán que adoptar medidas contra el peor de los escenarios: un colapso económico global.
Defensas
Hay varias líneas de defensa que están siendo aplicadas de mayor o menor manera según cada país, explica el economista del BM, pero destaca entre varias la adoptada por México, Brasil, Colombia Perú, Chile y, hasta cierta medida, Uruguay.
"Ellos tienen un sistema de Banca Central basado en metas de inflación, con flexibilidad cambiaria y todos están bien posicionados en reservas internacionales", comentó a BBC Mundo.
Añade que ellos han aplicado tasas de interés por encima de las internacionales, lo que les da mucho espacio para bajarlas rápidamente para "amortiguar" el impacto. Pero esto no sucede en países de Centro América o el Caribe y tampoco en Argentina, señaló.
"En los siguientes meses siguientes hay una necesidad imperiosa de ajustar en el campo fiscal", dice de la Torre, "como lo ha hecho Chile que tiene los fondos del cobre acumulado, Perú que tiene ahorros grandes producto de la minería y Bolivia que tiene colchones fiscales muy grandes".
Por otra parte, "en la región, la protección financiera es mucho más grande que en el resto del mundo", que sirve también para absorber buena parte de choques.
Finalmente, en la parte social, la estrategia de la región está dividida. Mientras hay países que tienen la capacidad de transferir recursos a los más pobres otros no han implementado programas de protección a estos sectores.
En general, concluye Augusto de la Torre, América Latina está bien posicionada para resistir el impacto de la crisis global por las medidas adoptadas.
Nueva relación con China
El otro factor en este nuevo contexto de escaso dinamismo económico en Estado Unidos y Europa es la relación de la región latinoamericana con China.
China ha sido y sigue siendo un impulsor del desarrollo económico, pero no va a ser el "salvavidas", advierte de la Torre.
"Lo clave es si América Latina puede aprovechar sus conexiones con China, cada vez más profundas y convertirlas en fuente de crecimiento a largo plazo".
En el informe, el Banco Mundial compara la relación entre América Latina y el gigante asiático con la que tuvieron en su época los llamados Tigres de Asia con Japón.
La relación entre Japón y los "Tigres" se caracterizó por intercambio de comercio industrial, inversión extranjera directa de Japón y distribución de tecnología y conocimiento.
Esto no sucedió durante la primera década de relaciones entre China y América Latina, cuyo comercio giró principalmente en torno a intercambio de recursos naturales latinoamericanos y bienes de baja tecnología producidos con mano de obra barata china.
Ese tipo de comercio limitó la capacidad de intercambio de tecnología y conocimientos esenciales para llevar las economías a lo que de la Torre llama "otros niveles de interconectividad" que podrían garantizas crecimiento a largo plazo.
Redes
Esas "interconectividades" se podrían manifestar en mejoramiento de carreteras, capacidad eléctrica instalada y otro tipo de infraestructura que, en el caso de los Tigres asiáticos, es superior.
"Tiene que haber, además, una modernización de la producción de los recursos naturales", indicó.
Otro aspecto tiene que ver con el aumento del porcentaje de la población con educación universitaria que, aunque subió al 14,2% en 2009, sigue siendo opacado por el de los mencionados países asiáticos.
Finalmente, Augusto de la Torre destaca que lo que aún falta en la región es una generación de redes amplias entre los propios países en América Latina, "sin cerrarse al resto del mundo".
"Si logramos hacer eso, podemos capitalizar en estas nuevas conexiones con China", afirmó. "De lo contrario nos va a pasar lo de los últimos 100 años: vamos a crecer a un ritmo que no es sistemáticamente mayor al de los países ricos".
"La magia del crecimiento sostenido es que uno se va acercando a los estándares de vida de los países ricos", concluyó.
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