La Policía de Chicago presentó cargos de asesinato en primer grado contra un miembro de una pandilla por la muerte de un niño de nueve años, que fue conducido a un callejón y abatido a tiros, anunciaron el viernes los agentes.
«Este es un crimen que golpea a nuestra ciudad», dijo el superintendente de la Policía de Chicago, Garry Maccarthy. «Fue un acto de barbarie: el asesinato de un niño de nueve años como represalia entre bandas para vengarse de su padre», resumió.
McCarthy dijo que Corey Morgan, un hombre de 27 años, un «pandillero ya condenado», fue arrestado y acusado del asesinato de Lee. Además, otro sospechoso fue arrestado y se busca a un tercer implicado.
El joven fue «señalado y ejecutado», añadió McCarthy. «Fue atraído fuera del parque donde jugaba con amigos» antes de ser acribillado a balazos, sobre todo en la espalda y la cabeza, en un callejón de un barrio conflictivo de Chicago el 2 de noviembre. Varios hechos violentos habían precedido el asesinato, al menos «dos asesinatos» y tiroteos, según McCarthy. Aunque no especificó la posible implicación del padre del niño, éste dijo a una cadena local poco después del asesinato que su «negocio no (tenía) nada que ver con su hijo».
En esta ciudad estadounidense la violencia con armas de fuego está muy presente, pero la muerte de Lee ha conmocionado a los vecinos de su barrio, hasta el punto de tener «miedo» a las represalias por hablar con los investigadores, declaró el detective William Svilar. Un miedo «bastante comprensible. Si un monstruo es capaz de asesinar a un niño de nueve años, ¿qué haría si se entera de que alguien coopera en el caso?», explicó. AFP.