Eran casi las nueve de la noche, hora local en Caracas, del pasado 1 de octubre cuando María Herrera abrió la puerta a seis hombres -dos de ellos vestían de blanco, como los santeros- que practican un culto afrocubano. Se saludaron de manera familiar. Inmediatamente después, la maniataron y amordazaron. Lo mismo hicieron a continuación con su jefe, el diputado chavista Robert Serra. Les colocaron esparadrapo en la boca para que no gritaran.
Poco antes, a las 19:30, el diputado se había despedido de dos de los cuatro escoltas de su protección. Pensaba tomarse un bocadillo y hablar por teléfono antes de irse a descansar a su habitación. Pero el ruido de dos potentes motos en la entrada de su residencia interrumpieron su descanso.
Nicolás Maduro, durante el funeral por Robert Serra y su asistente, María Herrera, el pasado viernes en Caracas
Maduro dice que los autores ya fueron identificados. Acusa a Uribe y a la oposición
El macabro doble asesinato duró unos treinta minutos. Durante ese tiempo, el perro del diputado ladró sin cesar desde la azotea de la casa, según el testimonio de los vecinos. A las diez de la noche, María Herrera fue encontrada muerta en la planta baja de la casa, tras recibir seis puñaladas. En la planta alta, apareció el cadáver de Robert Serra, cosido con más de cuarenta puñaladas por la zona del pecho. Los asesinos le destrozaron el corazón.
Hace cuatro años, Serra fue el diputado más joven en ganar un escaño en la Asamblea Nacional. Apenas tenía 23 años. El desaparecido presidente Hugo Chávez le llamaba «la metralleta», porque hablaba demasiado rápido y de manera vehemente. Con pasión.
A los 27 años ya era una promesa de la generación de relevo del chavismo; tal vez uno de los pocos que tenía potencial de liderazgo. Su padre, que también se llama Robert Serra, cuenta que desde pequeño soñaba con ser presidente de la República.
La reja blanca de la casa del padre del diputado, situada en la calle de Santa Isabel, número 120, entre las esquinas de Nazareno a San Fernando de La Pastora, a pocas manzanas del Palacio de Miraflores, sede del Gobierno, no fue forzada, por lo que se deduce que los homicidas eran conocidos.
Robert Serra padre afirma que su hijo llevaba dos años viviendo en su casa. «El se mudó a mi casa porque era más grande y además aquí realizaba reuniones políticas. María Herrera no era su pareja, era su asistente», explicó a la prensa local tan pronto se marcharon los detectives de la escena del crimen.
Los asesinos se llevaron dinero, dos fusiles y municiones del diputado. Los investigadores se llevaron el vídeo de la seguridad para identificarlos.
Robert Serra tuvo dos velatorios: uno en la Funeraria Vallés y el segundo en la Asamblea Nacional, donde le rindieron honores. La Presidencia de la República decretó tres días de duelo oficial.
Corte oculto
En la Funeraria Vallés, unas 150 personas hicieron cola para despedir a Robert Serra. Sus allegados aseguran que el diputado también fue degollado. Quienes vieron el féretro afirman que «le maquillaron el rostro con muchísima base, con un tono más oscuro que su piel, en un intento de ocultar los golpes y disimular la notable hinchazón, sobre todo en el ojo izquierdo. Vestía una guayabera roja, con el cuello subido hasta la barbilla, como si estuviera almidonado pero sin abotonar. No se le veía ni un centímetro de piel de la garganta, pues sus asesinos supuestamente lo habían degollado», aseguró una persona que estuvo presente en la funeraria mientras celebraban el «Ituto». Es la ceremonia fúnebre que se practica antes del velatorio en el culto yoruba. Serra era santero, según el portal «Reporte Confidencial».
Zulay Aguirre, madre del diputado, esperó fuera de la sala, sentada con una «quilla» (gorro de santería) y una chaqueta tricolor sobre sus piernas que pertenecían a su hijo. La mujer lloraba a ratos.
Señalados por Maduro
Tanto el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, como el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, culpan a oposición del horrendo crimen. Maduro fue más allá al responsabilizar al expresidente colombiano Alvaro Uribe. «Después de haber conversado con los que dirigen las investigaciones, estamos cerca de dar un fuerte golpe a esta banda de criminales y sicarios», afirmó Maduro, quien adelantó que «ya hemos identificado a los autores materiales».
Maduro añadió que los autores intelectuales se encontraban fuera del país, posiblemente en Colombia y Miami. «Apuntan hacia las bandas criminales que ha dirigido toda la vida el expresidente Álvaro Uribe. Apuntan hacia Miami y la banda de criminales protegida por el Gobierno de Estados Unidos».
Sin embargo, los analistas manejan otras hipótesis sobre el crimen: creen que el Gobierno de Maduro oculta la verdadera razón del asesinato de Serra porque daña su imagen. Hay varios motivos, pero el que cobra mayor fuerza es la posibilidad de que Serra fuera un elemento estratégico en la lucha interna entre facciones de militares y grupos radicales de chavistas y maduristas que se disputan el poder económico, especialmente el control del contrabando de alimentos y petróleo en la frontera con Colombia.
Fuente [Abc.es]