Ya estamos en el punto de no retorno. Ya no hay mañana. Hay dos vías: ganar o perder, y como diría José Félix Ribas “necesario es vencer”, no podemos dormirnos en la laureles, tenemos que ir siempre al frente, no debemos pensar que el “mandando está hecho”, se gana el día de las elecciones, se gana cuando se cuente el último de los votos.
La campaña está llegando a su final, el proceso de promoción de las ideas de cada candidato está feneciendo, a estas alturas del juego democrático la inmensa mayoría de los venezolanos han tomado ya su decisión, en mi humilde criterio ésta es favorable a Henrique Capriles Radonski, pero el hecho no es sentir un ambiente de triunfo, sino hacerlo una realidad el día “D” saliendo masivamente a votar en los comicios, que serán, sin duda alguna, los más importantes de nuestra historia.
No quiero escuchar a nadie diciendo “no pude votar”, “si hubiéramos votado todos”, “co… en mi casa se quedaron tres sin votar”, porque como dice el refrán “después del ojo saca’o no vale Santa Lucía”, aquí el que no se exprese no tendrá un mañana para hacerlo, aquí el que no asuma su responsabilidad no tendrá cómo achacarle su falta a terceros, si no ejerces tu derecho, luego no tendrás porque razón quejarte.
No hay mañana, este siete de octubre es la fecha que tenemos para manifestarnos en las urnas electorales, es el día que tenemos para decir nuestro opinión y para darlo todo por una Venezuela que sea de desarrollo, progreso y de condiciones igualitarias para todos.
Respiramos aires de victoria, en la calle escuchamos al pueblo decir sin miedo que “hay un camino”, vemos a la ama de casa, al trabajador, al busetero, al mesonero, al buhonero, al joven, al estudiante y al campesino decir que necesitamos un buen gobierno, que necesitamos un cambio para mejor, que nos urge votar por Henrique Capriles Radonski, pero sí este sentir cada vez más mayoritario no se materializa en votos reales, todos estos deseos no “empreñarán a nadie”.
Mientras el régimen desesperadamente desea engatusar a toda la población, mientras que el Gobierno, dominado por el miedo que le corroe todo su cuerpo institucional, sólo se ampara en guerras sucias, en mentiras y en la desestabilización psicológica de sus adversarios, nosotros tenemos que poseer la entereza de seguir andando con paso firme el camino del progreso hasta alcanzar el objetivo final: Vencer.
No hay mañana. No puede existir espacio para el desdén o el triunfalismo, vamos todos con energía, esa que el flaco nos viene demostrando por doquier, a recorrer la senda de la democracia y de la libertad. Llegó la hora del progreso, llegó el momento de demostrar de que madera estamos hechos los venezolanos. Hay un camino.
Por Simone Augello / @simone_augello