«¡Ay, humildad! » por @RafaFersaca

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El ego y el orgullo han sido, por excelencia, el mayor de los enemigos del ser humano. Mi papá diría que la "lengua", pero ese ya es otro tema.

No es lo mismo tratar y decir que somos humildes a serlo de verdad. No es lo mismo decir que nos sentimos orgullosos por alguna meta que hayamos cumplido a decir que "por orgullo, no hice tal cosa", a veces suelen confundirse aunque sean cosas totalmente diferentes, pero hay algo más importante: son antónimos de la HUMILDAD.

Buscando un concepto claro de la humildad, en internet, me encontré con varias páginas que llegan a una misma conclusión: se trata simplemente de "una conducta del ser humano" y yo le agregaría que debe ser natural, no adquirida. De los errores se aprende y no hace falta "una pullita que te lo haga entender", basta con vivir las cosas para reconocer dónde fallamos y enmendarlo.

En los resultados de la web hasta me aparecieron unos "autoexamenes de conciencia" sobre la humildad donde te hacen responder preguntas como "¿busco aprobación y reconocimiento de los demás?", "¿hablo siempre de mí y de mis cosas?", "¿acepto y reconozco mis faltas cuando soy corregido o creo yo tener la razón?". Ahora pregunto yo ¿en serio hace falta "autoresponderse" esas preguntas para saber si somos humildes o no? Quedé tan paranoico que la "autorespondí", pero con otra pregunta: ¿será que no están seguros de que comienzan a reconocer sus propias fallas? Un valor desencadena el otro… ¡Ay humildad!

Vemos en la televisión una batalla de egos eterna; quién tiene las lolas más grandes, quién responde mejor la pregunta, quién gana la corona, quién tiene el mejor cuerpo. Sí, suena muy familiar, esas chicas que "-pelean- por una corona". Quién no ha escuchado (desde siempre) la frase "Venezuela, el país de las mujeres más bellas". Tratan de ser humildes "demostrando" que son "¿inteligentes?". Más vanidad y ego para nuestras almas.

La vanidad es clave y es todo lo contrario a la humildad en una sociedad llena de competencia por verse y quedar mejor ante los demás. Otra más para la lista de antivalores que están más vigentes que nunca. Señorita Vanidad, ¿y la humildad?

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El hogar, el hogar… Todo viene del hogar. Educarse es educar a los demás. Y la humildad no es sólo apreciar lo que tenemos, sinó apreciar el esfuerzo que hemos hecho por tener lo que tenemos. Reconocer las fallas y errores también te hace humilde, te hace sentir orgulloso y el ego queda derrotado ante los escudos de los valores que son simplemente humanos.

 

Por: Rafael Fersaca Burguera / @RafaFersaca

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