El ser humano es absurdo y lo demuestra casi a cada minuto que pasa, especialmente si nos fijamos en el tema de las relaciones. Si echas la vista atrás ¿Cuántas acciones recuerdas que te podrías haber ahorrado? Muchas, demasiadas, seguramente. En el tema sentimental somos como terroristas suicidas que lo sacrificamos todo por el objetivo final: no sentirnos como un trapo, reseña nosotras.com.
Si haces un repaso por tu lista de ligues pasados ¿Con cuántos saliste porque te gustaban de verdad y con cuantos fue porque: a) no tenías nada mejor que hacer b) te aburrías c) necesitabas que te subiesen la autoestima d) despecho? Contestando sinceramente es muy posible que los que te gustasen de verdad no tuvieran nada que hacer en un hipotético enfrentamiento con el resto de integrantes de la lista.
Y es que los humanos somos débiles, lloricas e inseguros y parte de nuestra fortaleza viene dada por el reconocimiento de los demás. Las citas son una especie de masaje para el ego, especialmente en aquellas en las que tú has cedido a quedar con esa persona porque no tenías nadie mejor con quién pasar el rato. Y si, además de débiles, lloricas e inseguros somos crueles e insensibles (darle esperanzas a alguien que no tiene posibilidades, lo es).
Lo peor es que tu posición de seguridad puede tambalearse en menos de un parpadeo, porque ¿y si al final te acaba gustando esa persona? Los roles se invertirán y tú serás la pringada que babee por el otro, que según una especie de Ley Cósmica pasará de ti. Siempre suele ser así. Esa es una de las acciones suicidas que solemos cometer en las relaciones, pero hay más.
Acciones de terrorismo suicida sentimental (Introducción):
-Como comentábamos antes, quedar con alguien al que le gustas sólo por pasar el rato: hay una remota posibilidad de que te acabes enamorando de él. Las otras son: que le hagas daño, que le hagas mucho daño o que acabes siendo tú la pringada enamorada y él pase de ti. Piénsalo.
-Intentar ser amiga de tu ex nada más dejarlo: ¿Por qué piensas que vais a poder hacerlo? Películas, novelas, artículos de revistas y ejemplos de la vida cotidiana deberían de servir como muestra. Inmediatamente después de cortar no se puede ser amigos o acabaréis volviéndoos locos. Pero nada, ahí seguimos, empeñándonos en demostrar a los demás que somos más fuertes, maduros y equilibrados. Ni de coña.
-Enrollarte con tu mejor amigo: ¿En serio necesitas que te lo expliquemos? ¿Crees que será como si tu fueses Julia Roberts y el Hugh Grant y que cuando os beséis sonará una canción romántica de fondo? Venga ya. Os estáis adentrando en la zona oscura. Suerte para salir de ahí.
-Volver con él: otra vez. Después de que te engañase, te dejase y te hundiese en la miseria durante demasiado tiempo, ahora vuelves con él. Porque te ha prometido que ha cambiado y que ahora lo tiene todo mucho más claro. Ha crecido como persona y ha madurado ¿En serio?