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Ayer en Vargas vimos en escena al recién salido del closet Chávez azul esforzándose por resolver los entuertos de 14 años de revolución, en materia de destrucción del estilo de vida de millones de venezolanos, que han observado atónitos como el estado venezolano se ha transformado en dueño de todo y responsable de nada. El Azul tiene la sagrada tarea de convencer a la clase media, que para mí es toda aquella persona que cree en el emprendimiento y la propiedad privada como herramientas de superación personal, de que en los próximos seis años la revolución va a deshacer todas las políticas públicas de exterminio y persecución al emprendedor venezolano.
En esta oportunidad, el señor azul presenta unos extraños síntomas de bipolaridad que ponen en tela de juicio su capacidad histriónica, a la vez que dejan ver las costuras de una estrategia meramente electorera. Por un lado intenta convencer el voto de la clase media ofreciendo créditos y financiamiento en general, pero por otro, augura que si no gana las elecciones habrá desestabilización en el país, crisis política y económica y nos caerán las 10 plagas de Egipto, especialmente a la clase media.
Comienzan a verse los resultados de la reorientación de la campaña que hubo hace días sin la asistencia de Jorge R. Como guerra avisada no mata a soldado veamos hacia donde apunta ese relanzamiento de campaña para no dejarnos sorprender: i) Necesidad de recuperar a la clase media; ii) desvincular los errores en la gestión de los gobernadores y alcaldes de la figura de Chávez; iii) Chávez no tiene la culpa; iv) palo limpio con Capriles.
El discurso de Vargas y la inauguración del Gran Abasto Bicentenario de Plaza Venezuela son una clara muestra del peso que dentro de este giro de la campaña tiene el tema de la clase media. Muchos de los hoy llamados indecisos pertenecen a las clases medias populares ubicadas en Catia, Petare, 23 de enero, Caricuao, La Vega, Antímano, El Valle, que sin duda han sido las más afectadas por la ineficiencia de estos 14 años de revolución. Esta es la clase que más golpea la inflación, es la clase que no puede proteger su patrimonio, que ha perdido empleos, que ha tenido que sacrificar oportunidades de estudio para sus hijos y que siente el acecho de la inseguridad a cada paso.
El Chávez azul no le habla a la sifrina de Caurimare cuando se refiere a la clase media, sino se dirige precisamente a estos millones de venezolanos que han visto el despilfarro y la migración de millones de dólares venezolanos, que muy lejos de beneficiarlos a ellos y sus familias, han ido a parar a manos de nuevos ricos y a fortalecer la clase media de países amigos.
Ahora bien, como él sabe que sus promesas están devaluadas, recicladas, deformadas y maltrechas tiene que complementarlas con la amenaza del garrote. Él necesita una sociedad paralizada por el miedo. Lástima que su apariencia de gladiador jubilado ya no asusta y la entrada a escena de un héroe civilista con los pies en la tierra, que ha logrado encauzar las mejores energías del país deja sin efecto cualquier estrategia de terror y chantaje.
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En qué cabeza cabe que los venezolanos de cualquier estrato, y en especial de la clase media, no lo van a responsabilizar por el desempeño de su gobierno en todos los niveles. Ese cuento de que pobrecito lo tiene engañado ya no surte más efecto. Son 14 años poniendo y quitando alcaldes, gobernadores, ministros. Como decía mi abuela, la culpa no es del ciego sino del que le da el garrote y aquí el único que reparte garrotes es el señor presidente saliente.
La clase media ni se compra ni se vende!
Carlos Valero
@carlosvalero08